«El auténtico escritor no se dedica a modular cosas bonitas para los lectores, sino únicamente debe aclararse a sí mismo e interpretar mediante la magia de la palabra su propio ser y sus vivencias, resulte bonito o feo, bueno o malo».


Hermann Hesse

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Mensajero de humo...

Un espeso humo gris sale como cascada desde mi pecho,
Viene envuelto en la silueta de una mujer,
Una dama que estaba en un rojo suspiro que tiene el ritmo de un latir…
Y ese humo me recuerda tanto a ella, tiene su imagen bordada en forma de todo, como nubes en el cielo que metamorfas cambian a su antojo…

Suspiro un segundo mas, la neblina cae entre mis dedos, entre mis pupilas que caminan espectrales desde mi puerta hasta su lecho…
Te busco amada mía, ¿Dónde estas? En la luna quizá…
En un murmullo del viento que vaga entre tu humo y mi astral caminata…

Como cala tu sentir, no duele, pero arde, como fuego y braza, como beso sin calma…
Todo yace en tu nombre arraigado, enraizándose en el humo que viene desde donde te tengo guardada…
La música resuena con la guitarra que requintea una nota que describe tu cuello…
Y las mordidas que me da el sentimiento me revuelven las entrañas, y crea lagunas saladas de una felicidad inmaculada ente mis parpados y la fina línea curva de mi sonrisa…

Te llevo físicamente en mí, en ese ardor que no cesa desde que te conocí…
¿Qué tienen esos ojos y ese cuerpo, esas palabras y esa sonrisa de mujer encerrada en cuerpo inexperto?
No lo se, pero se que arde al salir de mi pecho, con cada bocado de aire, con cada hilo de humo que viaja distante y se mezcla con la niebla…
Y en el instante que se cruzan, crean un telar infinito en el todo, que pareciese que viaja con una corriente, viaja lento pero directo…
¿A dónde se dirige ese sentimiento?
¿Sera que el ardor en mi pecho se graba en el viento para encontrarte al otro lado de todo ese espacio-tiempo?
Que viaja hasta tu lado, para envolverte como yo deseo hacerlo…
Para rozarte pecho, cuello y labios como yo deseo hacerlo…
Para que lo respires y entre en tu pecho, y arda dentro como arde en mi, y vivir entre tu latido como yo deseo hacerlo…
¿Sera que es el mensajero silencioso que te manda lo que me queda de alma?
Si es así, respira hondo mi preciosa amada, que pronto una parte de este extraño joven tejido entre gris humo se meterá entre tus sabanas, piel y sueño; entrara hasta tus pulmones para retozar a un lado de tu corazón, justo como yo deseo hacerlo…

¿A que le podría temer un poeta?


¿A que le podría temer un poeta?
cual es el temor mas grande de un ser que encuentra incluso a la tristeza como una sensación formidable y que los sueños tejen su día a día entre sus versos…
¿A que le puede temer?

Veamos que sale…

Cantando un poeta se encontraba, bebiendo y cantando a una luna puta que en su pecho lagrimas de blancos rallos derrochaba...
Cuatro las botellas que el llevaba, cuatro las lagrimas que por su rostro resbalaban…
Lagrimas vacías, que dolor no portaban, que la tristeza no engendraba…

Triste y solitario el poeta vacio cantaba, a su suelo y cielo invocaba…
A su dios ignoraba y sus miedos contemplaba…
El hombre que pierde su alma muerto en las dos vidas esta y estará…
El hombre que ya no siente la ausencia o la presencia muerto en dos vidas esta y estará…

Y la gente pasa sin mirarlo, observando todo menos la sombra marchita que en los rincones cantaba…
Y ese poeta borracho y salvaje ya no siente nada…
Pero sus estrofas entre cuerdas bucales emanan, con un concentrado de ron y algún licor de caña…

¿Qué derroto a ese poeta? Preguntan los ángeles caídos a los dioses de la prosa…
¿Que es lo que tira al suelo a un soñador amante de todo y de nada?

El terror de todo poeta es ver una linda historia de amor y sentir un elido espesor pasar por el pecho vaciándolo y quitándole el aliento...
Es el temor más grande ver los sueños propios y sentir que son solo partes de un verso que se pierde en el infinito y nada más...

Ser el protagonista de un cuento frió donde la soledad es la que perdura tras el punto final...
Ser el eco sombrío de un tiritar ajeno y perdido…
Ser un sueño que nadie quiso y nadie idealizo…

Saber que sus poesías tal vez por muchos sean ovacionadas,
Pero que la persona que las inspira con otro amanece en la cama…
Saber que su pecho arde con cada maravilla del universo,
Y que la chispa adecuada la tiene un suspiro de amor que ella entregaba,
A otro, su alma se la daba a otro…

¡Un poeta llorando un canto enigmático esta!
y hasta la madre se entristece y toca su chelo para el, ¡oh pobre hombre! Dice con notas de soles…
Los demonios en una cueva se esconden, con respeto al dolor que ellos no conocen, el que no saben ejercer ni siquiera los peores…

Un pobre poeta cantándole a su amada se encuentra,
Cantando sus horrores, descifrando su alma en sonetos atroces…
Y nadie comprende lo que a un poeta corrompe,
Lo que hace que de la vida ya no goce,
¿Que es lo que desfragmenta un rosal de alma que se riega con la vida y la muerte?
¿Cuál es el punto débil del talón de un poeta?
Es encontrarse con la frase horrible que entonan los cometas,
Esa respuesta a los deseos dados a una estrella,
Esa frase que le confirma la vida, y la muerte solo asiente,
Acaso es, ¿Estás hecho para amar y no ser amado?
¿Sera que eso es lo que el esta noche nos interpreta?

¡Oh dulce creador! Escucha esta noche el acústico rebote en esa callejuela,
¡Que esta noche ha caído un poeta!
Escucha su canto ¡oh misericordioso!
¡Escucha como su voz con alcohol revienta!

Mira lo que le pasa a un hombre de vida, cuando esta a el lo traiciona…
Escucha atento, y que esa melodía no se te olvide…
Que esta noche esta llorando un poeta,
Una melodía de dulce y frágil color rojo,
Una melodía de desdicha y asombro…

Un poeta esta cantando esta noche,
Uno de esos que se despiden del mundo como mejor conoce,
De esos que despiden la vida con bolígrafo y tinta sin reproche,
De esos que ante su realidad sucumben…

Pues el peor terror de un poeta es perder la fe que lo reconoce,
Su debilidad es no poder formular historias de ensueño y colores,
Cuando el rosa se torna gris y el rojo se le esconde,
Cuando ya no puede crear fantasías, pues la realidad ya esta conduciendo su coche…

Un poeta canta esta noche,
Y se despide de todo como mejor lo hace…
Llorando entre versos lo ultimo que le place…
Y es que algún día se repita la mágica línea,
De veamos que sale

Hay ausencias...

hay ausencias en la vida que pasan desapercibidas, casi inexistentes, hasta desaparecer en la ignorancia de mi universo...
hay fríos sin los cuales no podría vivir, el frió de una noche nostálgica, el frió de un poema triste, o la espera incauta de la muerte añorada...

pero descubrirme cubierto de una ausencia esteparia de tu persona, la falta de cierta chispa indiscreta que encendía mi sonrisa, una clase de lujuria envuelta en el calor mágico de tu cultura exquisita;
descubrirme helado de pies a cabeza, por no cruzar palabras, por el vació que hay, entre tu pupila y mi hola...

es una locura, es un miedo;
simplemente no hallar una noche de nuevo,
solo perder la coincidencia y esconderse en el cuento;
locura no, pero si miedo, pues este escrito esta lleno de eso...



domingo, 2 de diciembre de 2012

¡Quiero ser el viento!


¡No lo quiero!, no quiero ser solo un susurro en el viento,
¡Quiero ser el viento!, ser un alma de la que los seres respiren,
Ser íntimo con todos, hasta el día de sus muertes;
Quiero ser el viento, las caricias de los amantes,
Los alientos y suspiros jadeantes,
Una briza que mueva el roció y las nubes;
Quiero ser el aire.

¡No lo quiero, no!  No quiero ser el hombre que regale rosas,
¡Quiero ser la rosa!, quiero que me tomen las amadas y respiren mi aroma,
Que los hombres me escojan como el más bello para su amada musa,
Que la belleza de mi naturaleza sea el obsequio perfecto,
Un regalo, un pretexto,  un alago o un instrumento;
Quiero ser una rosa, con el que un hombre acaricie las periferias de una exquisita silueta,
La que una mujer bese, cuide y llene de cuidados hasta que muera marchita,
Crecer silvestre, crecer salvaje y única entre miles;
Solamente, quiero ser una rosa.

¡No lo quiero!, no quiero ser un poeta atado a las letras,
Quiero ser las letras, quiero atar las almas de mis lectores,
Quiero ser el poema que regalen las parejas o los amantes,
Quiero ser una hoja amarillenta, que envejece hermosa entre millones;
Quiero ser poema, un verso al aire que con mi forma de viento se valla al infinito,
Unas palabras con las cuales suspiren los vivos, y renazcan los muertos,
Ser ese que todos recuerdan, pero nadie conoce,
Ser la magia infinita, que entre los enamorados se esconde;
Quiero ser un poema.

¡No quiero! ¡Y lo reitero!, no quiero ser un maldito creador de lagrimas y penares,
¡Quiero ser la lagrima misma! Un ser salado y cristalino, que recorra mejillas besando dolencias,
Ser guardado en el recuerdo, o perdido al instante,
El pretexto de catarsis, el ángel caído del sentimiento;
Quiero ser una lagrima, ¡una o cientos!, pero quiero serlo,
Una petición de auxilio, un “no me dejes, te necesito”,
Ser la braza acuática que arde en el pecho y brota del llano de un ventanal espiritual,
Solamente un collage de cosas guardadas y olvidadas que se vuelven en manantial;
Quiero ser una lágrima, millares, una dolencia hasta el final.

¡Como te lo puedo explicar! No me limites amigo mio, no me veas como un ser finito o mortal,
Soy lo que quiero ser, en lo que mi alma quiera converger,
¡Y te repito que no quiero serlo!, ¡no! No quiero ser un humano más,
Quiero ser el pretexto de los que se dicen serlo,
El odio al eterno por perder la ocasión,
El deseo infinito de hacer el amor,
Ser el que reza o el que maldice,
El que se baña en el rio o entre  lozas y jacuzzis,
Quiero ser el que se unta en una herida, que sana y fortifica,
Quiero ser tus vitaminas, tus risas y tus manías;
Quiero ser lo que te hace humano, no solo un concepto,
Si no todo cuanto tu crees incierto.

No quiero serlo, un simple e incomprendido animalejo,
Quiero ser un infinito te quiero,
Una simple molécula en todo el universo,
No un dios, pero si un ciervo;
No un demonio, pero si quebrantable.
Quiero ser todo, pero no te confundas,
Quiero ser todo, que haga que valga la pena serlo.