Estaba
desesperado, tanto que lo invoque...
y apareció
entre las sombras de mi alcoba, su voz era gruesa y su perfume de azufre inundo
la habitación...
- ¿Así qué estas desesperado joven poeta? ¿Tanto
cómo para querer firmar un contrato? - dijo mientras sus ojos brillaban con
destellos carmesí - ¿estas seguro de ello?
-
No puedo más, vivir sin ella juro que jamás
lograría, la vida se me hace corta, y a veces eterna, no soportaría otro día
mas sin su compañía, daría todo por
tenerla entre mis brazos - le dije mientras me levantaba del rincón y limpiaba
las lagrimas - lo que sea....
Entonces de
su saco tomó un lienzo, y arrancó uno de mis cabellos y con un giro de la
muñeca lo convirtió en bolígrafo....
Lo puso ante
mí y llene la carta con tal facilidad que parece que alguien controlaba mi
mano...
Y todo
narraba lo que en el fondo deseaba, con
tal exactitud que no hubo nada en lo que no concordara…
Y al momento
de firmarlo sentí el ambiente tan pesado, como el de un cementerio lleno de
dolor y demonios....
Tomo el
contrato y desapareció un instante entre las sombras…
Me sentí más
solo que nunca…
Y solo
pensaba en ella, en sus ojos…
Miraba con
desconcierto el espejo junto a mi,
Miraba mi
rostro gris, triste, bañado en el vacio de la agonía...
¿En esto me
eh convertido, en solo el despojo de lo que alguna vez pude haber sido?
Y un
escalofrió recorrió mi cuerpo, y volvió a aparecer, ahora salió de mi espejo, y
camino hacia la ventana, se paro bajo la luz de la luna y la blanca luz
convirtió su rostro de hombre en una siniestra bestia…
y entonces
me miro y dijo: “De nada sirve pobre
idiota, este contrato no es valido, pues no tienes para darme lo acordado”
Entonces me
mostró mis poemas, mis dibujos y los momentos que e vivido con ella...
Y con una
mirada de rabia y decepción me dijo:
“Tu alma ya
la tiene ella, y mientras ella no firme el contrato, tu seguirás en ese rincón,
agonizando eternamente por no tenerla, aunque ella tu alma lleva a un lado de
su brazo”
Entonces se
fue y la luz entro en la habitación...
y comprendí
entonces que ni el mismo demonio, me ayudaría a poder convertirme en su
amado...
y que estaría
ahí, solo, en el mundo vagando, como un gris rostro en el espejo,
Como un
cuerpo vacio, mientras ella viaja feliz con mi alma en el bolsillo…
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