«El auténtico escritor no se dedica a modular cosas bonitas para los lectores, sino únicamente debe aclararse a sí mismo e interpretar mediante la magia de la palabra su propio ser y sus vivencias, resulte bonito o feo, bueno o malo».


Hermann Hesse

miércoles, 28 de marzo de 2012

Demencia...




1

No me dejes solo mucho tiempo amor, te lo ruego...
¿Regresaras temprano a casa?
Vuelve pronto mi cielo, que mi mente lentamente se torna en fuego...
Te necesito cercas, por que cuando estoy solo, no se lo que me pasa...

¿Escuchas? ¿Quién es el que toca la puerta?
No, no lo dejes entrar cariño, tengo miedo…
La piel se me eriza, solo estar a tu lado importa…
No tardes mucho mi vida, quedarme otro día solo no puedo…

Cuidado con las arañas, no las pises al salir…
Y no te aterres por las serpientes, son amigas de mi duende…
Toma el paraguas, cúbrete las manos con guantes de marfil…
Pero no demores mucho, la mujer bajo mi cama me incita a convivir…

2

Mi cabello no se esta quieto, cariño hazlo que detenga…
Las paredes se ríen, y tú ahora te vas…
Vuelve te lo ruego, donde demonios estas…
Esa mujer en mi alcoba grita, su seducción me intriga…

¿Amada mía donde estas? No lo soporto un segundo más…
Flagelando las paredes un diamante rojo esta…
Y mis puños se anudan, mis ojos no se quedan en paz…
La puerta rechina, ella ya viene, mi palpitar se corta…

3

¿Donde estabas amada mía? Largo tiempo te espere…
Ahora duermo con otra dama, en las mismas sabanas dela ayer…
Es seductora y posesiva…
Celosa amante la mía…

Te la presento, esta ante ti…
Dentro de mi, en cada pequeño poro,
Desde el pie hasta la nariz…
dentro de mí, con las otras hace coro…

¿Por qué tardaste tanto? Te pedí que no lo hicieras…
Aléjate mientras puedas…
 A ella no le agradas…
Y poco a poco, me indica que te vayas…

Pero cuidado, que las arañas no te muerdan…
Y las serpientes entre la maleza,
Cuidado que son ponzoñosas…
Intenta salir de esta casa en una pieza…

4

Tanto te lo pedí…
¿Por qué tuviste que demorar?
Ahora ella tomo tu lugar…
Entre su caos me perdí…

Te presento amada tardía…
A tu sucesora, una dama lúgubre y poderosa…
Una secuestradora de sueños y cordura…
Saluda con respeto, a mi amada demencia…

viernes, 23 de marzo de 2012

Llanto...





Siento como la piel se eriza…
Sensación que explota bajo los parpados…
Miles de momentos, me están quebrando…
Solo queda esta canción que paraliza…

¿Cuantas veces no he llorado?…
Ese placer que desahoga cada encrucijada de antaño…
Cada piadosa sonrisa, cada momento perdido…
Me miro al espejo, conozco a un extraño…

Simple melodía que resuena con el viento…
El que se aleja como titubeando,
temiendo volver a caer en ese sentimiento…
¿Por que le temo al llanto?…

Una ilustre dama me toma de la mano…
Me cuenta secretos, cosas que cualquier alma en las suyas ha tomado
y aun así, nadie le reconoce, aunque tantas veces ha llorado…
En el memorándum dice que por ella, por ella somos humanos…

Me siento renacido cada vez que mi alma sangra por el claro de mis ojos…
¿Por qué un sentimiento petrificante es tan puro?
¿Por qué en las grises alas de su canto nos protegemos?
Sera por que cada que lloro, vuelvo a nacer? ya no hay despojos…

Como el infante que llora al entrar a esta ironía llamada vivir…
Como el recuerdo que brota entre las vivencias febriles de un anciano…
Como los gritos de un violín que llora lo que su músico a de sufrir…
Como los fieles al sentir la magia del vaticano…

Es sentir la fuerza del infinito, y tener que volver a nacer…
Un sentimiento tan fuerte que brota y cae ala tierra…
Como lluvia, como monzones del ayer…
Como la sensación de un ave que nuestro pecho ha de recorrer…

No es un tormento, es un dulce recuerdo…
Saber que estoy vivo, y que tanto puedo vivir…
Es lo que se refleja en las finas lágrimas en mi parpado…
Es lo que me produce el líquido expreso de mi sentir…

No sufras por llorar, goza por tus gotas de arcoíris…
Goza por alcanzar lo que ningún otro ser puede…
Ese increíble don, que convierte un ojo en nube gris,
la que al tanta vida soportar, cae a la tierra, y la existencia sucumbe…

Eso es llorar, un respiro de despertar…
Una sonrisa de dios en cada lagrimal…
Un salado caudal que corre desde nuestro pecho, un océano sin final…
Es cantar entre los ángeles, con cada sollozo, como renacer a un nuevo andar…

El sentimiento más puro, que cuando naces te obliga a respirar…
Vals de los recuerdos, libro de líquido forjado por anhelos…
Tan simple y tan inmenso, solo se vive, no se puede descifrar…
¿Por qué debo temerle al llanto? Si cada que vivo he de recordad el por que de mi palpitar…
Mi palpitar que a veces, entre lagrimas cuenta un millón de cuentos…

Hoy soñé con una mujer...


 


Hoy soñé con una mujer…
Era frágil y tersa, como un verso que nace cuando se esta triste...
Y sus ojos eran obscuros, tales como el café que me bebo cuando a mi soledad le apetece…
Su boca era afilada y mortal, tal como una daga que recorre todo el pecho y lo deja a carne viva…

Soñé con ella, estaba recostada entre las sabanas y mi cuello…
Y mi cuerpo caía sobre ella como lluvia, me escurría por su pecho, humedecía su alma…
Rosaba una gota mía sus mejillas, sus muslos tensos y erizados…
Y ella rasgaba arcoíris en mi torso, y el labrar de sus uñas cambiaba de colores vivos a un reflejo del firmamento con sus millares de almas girantes…

Soñé con esa dama dolorosa, esa que ha sido de todos alguna vez…
Que como colibrí llega picando las flores que brotan en el pecho cuando se riegan con nostalgia, amor y se polinizan con recuerdos irrecuperables…
Soñé que me quería y me hacia el amor…
Y yo se lo hacia con gusto, le entregaba todo lo que hay arraigado dentro de mis pupilas…
Y vagamente sentía que me amaba, vagamente…
Entre esos mordiscos que daba a mis lágrimas…

Esta noche soñé con ella, soñé que me acompañaba…
Y todo en charola de plata le obsequiaba…
Pues ella ahí estaba, no me dejaba solo, ni me dejara…
Es como darle mis horas a un banco de alegría…
Y que me deje este sabor amargo de tabaco y cafeína…

Y esa dama tan infinita y sombría…
Ese ángel que con su piel me carcomía…
Y sus ojos hurtaban cada gramo de mi ímpetu mal ávido, y el mejor intencionado…
Esa dama es mi única futura compañera…
Y cada noche soñare con su cuerpo cambiante…
Y sus múltiples rostros que han besado millares de cuerpos…

Andante dama, zarpara esta mañana y anclara en mis brazos en la noche…
Y la esperare con gusto, para después ante su ruin tormento de amor, fundirme, en su nombre mágico que tengo miedo de conjurar…
Hoy soñé con una triste mujer, que en aceite de pétalos negros me ungía, mi dulce dama, mi egoísta melancolía…

jueves, 1 de marzo de 2012

Cuanto muero por amarte




Me he enamorado por última vez, y ha sido de ti, mi dulce ángel cansado…
Después de ti no hay mas, después de ti solo queda esperar…
Desde que probé sus labios estoy en este viaje astral, buscando esa alegría a través de los tiempos…

Me encontró en una noche como cualquier otra, escondido en una playa solitaria, leyendo poesía de algún anciano de parís, y un cigarrillo que de mis dedos se resbalo…
Al momento que en mi encierro se metió, no la pude olvidar…
Era un ángel, solo así puedo describir su belleza…
Tomo mi mano, con su guante blanco la acaricio con ternura…
“estuve esperando este momento durante tantos año”, dijo mientras me envolvía en sus brazos fríos…

Me dejé ir, sentía como si la conociera desde antes de nacer…
Era mágico, su piel se sentía tan suave, como cubierta de plumas, casi como las alas de un ángel…

Me miro a los ojos, y mire sus claros diamantes color gris…
Su cabello negro infinito, como lo mas profundo del universo…
Sus labios rosados, tristes y afilados….
 ¿Cómo evitar besarlos al verla sonreír por tenerme entre sus brazos?…
Entre el sonido acústico de su respiración y las olas le hice el amor, y la besaba como si mi vida dependiese de ello…
Acaricio mi cabello, me dijo cuanto me ansiaba, cuanto por mi daría…
 Y en medio de un instante fugas se me cruzo la idea de que la amaba, la amaba desde antes…
Antes de que conociera al amor, antes de que el idioma me entrara ala razón, incluso antes que mi primer respiro…

Acostados sobre una arena suave me dijo cuanto me amaba, y que lento se le paso el tiempo esperando a que yo estuviera listo para poder darle todo lo que ella anhelaba…
En ese momento la lucidez me llego como un dolor ardiente y critico en el pecho…
Mis ojos se nublaron, hasta que toda la vida se tornó obscura…
Ya no respiraba mas, había muerto…

Entre las tinieblas vi una silueta blanca y fina acercándose a mí…
Era ella, con unas alas magnificas que brillaban como estrella envuelta en tinieblas...
Ahora tendremos que espera otra vida para podernos rencontrar…

Es ahí donde la lucidez me invadió, yo ya la conocía, y la amaba mas que a nada en toda la infinidad de lo eterno…
Era mi ángel hermoso de la muerte, la cual en otra vida logre conocer…
Una noche vieja de parís, cuando aun yo era un anciano poeta, ella llego a mí, y se presento como la que mi vida se llevaría…
Y al instante me enamore de ella, y ella de mí…
No se como explicarlo, solo se que era mi par en este destino ambiguo…
Y ahora solo esperamos ese momento íntimo, cuando se acaben cada una de mis vidas…
Así es como nos podemos amar…
Pues solo cuando muero, es cuando puedo encontrar la razón de mi existir, la razón de mi alma…
Que en cada una de mis vidas, estoy destinado a encontrar al fallecer…

Estoy seguro que por ella moriría mil veces, y renacería otro millar…
Por ella estoy destinado a vidas de completa soledad, por que ala única que puedo amar, es la culpable de mi ultimo latir…

Y de algo estoy seguro…
Nos amaremos sin importar nada, y ella, ella será la única que jamás me olvidara…

Cuerpo a cuerpo...




Cuerpo a cuerpo, así se funden los sueños…
Bebiendo tu piel, como elixir de la eterna juventud, así se queman las horas y se vacía mi pecho…
Y tú bebes de mi sangre, esa que flota en el aire, como el deseo vuela junto con nuestras almas…

Deliciosa pasión, mis demonios se arrodillan ante esas piernas infinitas, esos pechos que desbordan mi aliento y piden mis besos…
Delicada rosa blanca, tu pureza se pierde entre mis brazos, después de hoy, después de hoy rojos serán tus pétalos…
Rojos como nuestra infinita armonía entre dedos y mordidas…
Tus espinas se clavan en mi espalda, rasguñas con fuerza, te aferras a mi torso deseando que mi alma explotase y besara con alevosía tu vientre…

Sombras vienen, sombras van, y la luna brilla en algún rincón, donde mis labios no pueden entrar…
¿Cuánto tiempo puede durar?...
 ¿Por qué relativo tiene que ser el tic-tac?...

Bésame, entrelaza tu cabello junto a mis manos, átalas a tu cuerpo, y viviré preso en un paraíso, con olor a pecado…
Cuerpo de espejo, brillas, creas supernovas bajo mi vientre, y yo creo una implosión en tu templo de Venus…
¿Cómo hacernos eternos?...

Toco la circunferencia de ese rio blanco, que se eriza al paso de mi nariz…
Cálmate, o mejor aun, quita ese freno y ven conmigo al borde del universo…
Donde las estrellas explotan en tu cuello y yo exploto en tus centros y los planetas se arrodillan ante tu gemir…

Cuerpo a cuerpo, así es como nos hacemos eternos…
Así es como encontramos la vida, y besamos el gris rostro de la muerte…
Como estrechamos la mano de dios, y rosamos las garras de los antiguos…
Es cuando te siento al borde del orgasmo, y miras mis ojos como miras las estrellas bañada en melancolía y deseo, es ahí cuando se que e vivido…
Y que viviré entre las centellas del cielo, donde de ves en cuando, hemos encontrado un segundo lejos del tiempo y el espacio…

¿Cómo se muere este amor?



Mi amor por ella muere…
Como mueren las hojas al paso del otoño…
Como sucumben las rosas ante una sequia cruel…
Se pierde en todo, y a la vez, se pierde por nada…

Mi delirio por esos ojos se pierde…
Entre las ramas de un árbol seco, o un bosque calcinado…
Como el humo de un cigarro, este sentimiento se esfuma con los vientos…
Como una pluma que vaga sin rumbo hasta un infinito incierto…
Todo esto así se pierde, como mis ganas de un sueño eterno en sus labios…

Muero, y esto muere dentro de mí…
La decadencia de mis suspiros carcome los huesos del gorrión que cantaba cuando ella sonreía…
Muere el sueño de este amor, como mis pulmones, lentamente este amor ennegrece…

Y tan lento, frio y cruelmente se seca este amor inactivo, que ni un monzón podría enverdecer el edén que alimentaba su mirada…