Había una vez un triste cuervo
que volaba sin rumbo en una pradera, y volaba y volaba, pero no encontraba a un
compañero o algún triste animal muerto para alimentarse, tenia días muriendo de
hambre, y el cansancio comenzaba a doblegar sus alas. El cuervo miraba la
pradera árida buscando algún ratón, ya no para comer si no para solo charlar,
pues sentía su muerte próxima y no quería que fuera en completa soledad, y
entre tanto buscar y buscar y no hallar decidió parar un momento en un viejo
espantapájaros, ya no le daba miedo, pues ya ni la muerte le asustaba, el
espantapájaros voltio a verlo y le dijo:
-
¿que pasa cuervo idiota? ¿Que acaso no te asusto? buuu! - exclamo una
alarido de oso- largo de aquí, ¡vuela
para salvarte de mi espantoso castigo!
El cuervo lo miro de reojo y le
dijo:
- ¿Qué podéis hacerle tu a un
simple cuervo moribundo?, ¿matadlo? un favor le arias a este triste servidor
que ya carga el luto de su propia desdicha.
El cuervo bajo la mirada y echo
un brinquito hasta el suelo. El espantapájaros lo miro y se pregunto, que le
pudiese pasar a ese pobre animal, que tormentos lo acongojan para ya no temer.
- ¿Qué le pasa triste ave? me
quitas mi vocación al no temerme, ¿que demonios pasa tras esa penosa mirada?
- la soledad es el espantapájaros
mas atroz querido hombre inerte, es un triste desgarrar que tira alaridos
sordos espantando mis sueños y ahuyentándolos de los frutos que se pudren y
secan en el pastizal de mi alma.
- pero de que te has de quejar,
¡mírame a mi!, mi trabajo es la soledad misma, la triste estadía en la lucha
interminable de ser odiado por todo aquel que cruce mi mirar, y aun así, no
sufro.
- pero ese es vuestro destino, el
mío no.
- ¿y quien le ha dicho que no es
el suyo?
- el dolor elido que atraviesa el
corazón...
el espantapájaros miro un segundo
al ave y al ver una lagrima que caía tan lento y frió como un copo de nieve le
enterneció en su corazón de paja y madera.
- le contare un secreto ave en
luto, ven un segundo.
- que queréis de mi, ya dejadme
morir en paz.
- oh espera mi noticia ave
arrogante, ¿que? ¿Crees que eres el único que sufre en estas tierras?
- si no he de ser el único, si el
mas desdichado.
- pues cuenta la leyenda que un
cuervo como tu alguna ves paso por aquí, en el tiempo que mi abuelo espantaba
las aves de los campos de maíz, dicen que ese joven cuervo estaba tan arto de
vivir que dio su alma a un triste lago que se secaba poco a poco, le dio su
alma para que el lago viviera, y que sus perímetros enverdecieran -el cuervo
voltio la mirada y observo un instante al espantapájaros, se detuvo y voltio al
horizonte escuchando atentamente la historia- se dice que ese lago en
correspondencia albergaba a mil cisnes, pero hace poco el malvado monstruo del
grito llego y grito una y mil veces y al golpe de cada grito caía un cisne
muerto, plagando de sangre el viejo lago.
- ¿y con esa historia intentáis
hacedme recapacitar?
-escucha y no interrumpas
insolente, que esta historia esta prohibida y no se debe contar ni al mismo
cielo.
- esta bien hombre de heno, os
escucho atento y en silencio.
- dice la historia que cuando el
monstruo del grito se fue, llevaba en una carreta a cientos de cisnes muertos,
y que no dejo a ninguno al partir, pero también cuenta que un triste huevo
quedo ahí solo, y que el lago rojo de dolor y odio comenzó a morir, y el huevo
solitario parecía tener el mismo destino, hasta que el alma del cuervo que
vivía en el lago creo un pequeño nido de flores y ramas alrededor del huevo y
lo encubo hasta que de el nació un cisne, pero ese cisne de blanco a negro
torno, pues de tanto nadar, se dice, en
el lago enrojecido su color a negro torno, en honor a los caídos. Cuenta la
historia que ese cisne sigue ahí, sufriendo el luto de los perdidos y esperando
el día en que el destino quiera llevarlo al lado de esos tan queridos.
El cuervo levanto la mirada hasta
los ojos negros del espantapájaros y le pregunto con una vos a punto de llanto.
-¿Dónde se encuentra tal lago
querido cuentista?
- Dicen que solo el sentido que
poseen los cuervos puede hallarlo, que solo ellos perciben ese espectral
cosquilleo que regala la muerte y la penumbra para ser ubicada, pero ese cuervo
debe ser único, un cuervo que no tema a dar la vida por aquello en lo que cree
–observo al cuervo con cierto aire de complicidad y sonrió- Solo debes seguir tu instinto hacia el norte
joven cuervo, estoy seguro que ahí encontraras la respuesta a tu destino que
creías perdido.
- gracias extraño personaje que
me regaláis este nuevo misterio, gracias os deseo en futuro.
- descuida cuervo idiota, ¡ve y
encuentra eso que creías perdido!
El cuervo sintió su corazón latir
con fuerza y ansia después de mucho tiempo de sentirlo inactivo, y sus alas
recobrar el aliento impetuosamente, hazlo el vuelo tan alto y velos que en unos
instantes ya estaba lejos de la vista del espantapájaros. En un momento el
cuervo se encontraba volando sobre un inmenso bosque que poco a poco se tornaba
más gris y funesto. Ha de ser por aquí -se decía el cuervo mientras daba
aleteos fuertes- ciento cada vez más ese aroma que proporciona la mismísima
muerte, seguro es por aquí. Volaba y volaba recorriendo campos enteros de pinos
calcinados y flores marchitas. Y de pronto pudo ver entre un gris campo y unos
arboles secos que parecían reverenciar el féretro de un ser querido que se
encontraba dentro de un lago rojo escarlata. Bajó en picada y en un santiamén
se encontraba parado a un lado del lago, y podía percibir por primera vez pena
por aquellos que ante su mirar alguna ves murieron, y por primera vez lloro la
caída de algún ser vivo, por primera ves sintió pena por los muertos.
-¿quien merodea en este lugar? -
dijo una voz femenina desde un rincón obscuro - largo de aquí, este lugar es un
santuario, nadie debe osar con entrar sin mi consentimiento.
-me disculpo oh pobre dama, solo
quería beber un poco de agua, mi sed saciar y seguir mi camino -decía mientras
intentaba escudriñar entre las sombras- pero me he dado cuenta que no es
posible tal cosa, ¿no sabe usted donde hay agua para bebed de ella y seguir mi
camino?
- ¡no! lárguese de aquí o yo
mismo lo he de matar.
- lamento decidle que si no sacio
mi sed, he de morir, por favor ayúdeme.
- pues ojala y sea así, ¡ese
destino merece por haber venido hasta este lugar!
- pero soy solo un moribundo
cuervo mi querida dama, un simple cuervo que escapa de la muerte y sus garras.
- ¿un cuervo ha dicho? -se
asomaron lentamente entre las sombras un par de ojos verdes entre las sombras y
miraban fijamente al ave invasora- es cierto es un cuervo.
Salto de un golpe un cisne
hermoso de un color negro brillante y corrió hacia el cuervo dando gritos
felices.
-¡no lo puedo creer! ¡Un cuervo
en este sitio!
-¿que le sorprende tanto mi
querida dama?
- es que, usted no comprende, en
este sitio a través de los años solo llegan aves moribundas y al tocar el suelo
o alguna rama encuentran su final, pero entre todas esas aves y entre tanta
muerte jamás había venido algún cuervo.
- ¿y que es lo magnifico?
- que los cuervos buscan la
muerte como bien has de saber pequeña ave, la huelen, la sienten, la muerte es
su querida amante que les sacia el apetito y les da su pan de cada día. a demás
-dijo mientras volvía la mirada a un pequeño grupo de flores aun vivas y unas
plantas que formaban un nido- una vez me contaron que un cuervo vendría y le
daría vida de nuevo a este gris limbo.
-¿y usted piensa que soy yo quien
a vos le han contado? -miro con cara escepticismo- lo dudo, yo solo soy un ave
solitaria que busca de beber.
- no es así, lo miro en tus ojos,
aunque negros y profundos, tus ojos me dicen que tu no vienes por saciad tu sed
de beber, vienes a saciar otra sed -mirándolo fijamente a los ojos se acerco a
el y el cuervo dio un brinquillo para atrás- ¿vienes a conocerme verdad?
El cuervo sintió escalofríos
recorrer sus huesos y la miro intrigado y con cierto miedo.
-¿como puedes saber eso? ¡De seguro
esto es una jugarreta de ese malnacido espantapájaros!
-¿espantapájaros? ¿Que es eso?
- no actúes como ignorante,
sabéis bien a que me refiero.
- no tengo idea os juro noble...
- de pronto un estruendo gigante se escucho proveniente de lo profundo del
bosque- ¡oh no! ¡El monstruo de los gritos! corre escóndete, si te ve has de
morir.
El cuervo asustado subió lo alto
de un árbol seco y observaba como el cisne se escondía tembloroso por un temor
que supera a cualquier cosa.
Miraba el sitio de donde provenía
el gigantesco ruido que el bien conocía de ante mano, era el estruendo que
ovacionaba un tubo maligno que causaba muerte, uno que utilizaba un animal
horrible que parecía un mono poseedor de pieles extrañas. Y tal como la imagen
del recuerdo de su juventud vio cruzar entre la maleza seca y espinosa a ese
mono horrible con el tuvo en sus garras y buscando algo, algo que no lograba
siquiera imaginar el cuervo.
Vio como se acerco al lago y
mirándolo con horror se tapo el hocico, bajo el tubo de muerte y miro el agua
atentamente. De pronto se escucho el crujido de una rama por donde se escondía
el cisne, el mono voltio sus ojos encendidos como brazas hacia ese lugar y tomo
el tubo maligno, el cuervo miro la escena y tembló ante la idea de que el
monstruo pudiese encontrar al pobre cisne, por primera vez temió por la muerte
de otro ser vivo.
El monstruo se acerco a pasos
sigilosos al escondite del cisne y se puso enrosco levantando el tuvo a la
altura de sus ojos enrojecidos de ira y apunto directo a donde se asomaba un
puñado de plumas del cisne. ¡No! grito el cuervo voló directo al monstruo y el
voltio a mirarlo a través de su tubo infernal, el cuervo voló tan velos que el
monstruo no tuvo tiempo e reaccionar y el cuerpo ataco sus ojos mientas el tubo
exhalaba un grito tan fuerte que pacería sentir el dolor del mono atacado.
Lanzaba alaridos como chillidos
de rata el monstruo mientras el cuervo graznaba y atacaba el rostro del
monstruo. El monstruo corrió hasta desaparecer dejando ahí su tubo de gritos
mortificada y huyo tan lejos como pudo, tropezando con todo a su paso pues ya
no tenia un ojo para poder mirar por entero el camino.
El cisne salió de su escondite y
miro al cuervo mientras tragaba la recompensa arrancada del monstruo.
- ¡lo has ahuyentado, eres mi
héroe! ¡Oh noble cuervo, lo has logrado!
- no creo que esa bestia vuelva a
molestarte mi querida dama, aunque son monstruos rencorosos, pero ya no volverá
a mirar ni siquiera los colores de un ocaso, desde hoy, hasta el día de su
muerte.
- como te puedo agradecer, ese
monstruo había matado toda la vida de este lago, seguido venia y no dejaba vivo
nada a su paso.
-no me lo agradezcas mi querida
dama, yo solo estaba de paso.
De pronto una voz proveniente de
una roca en la orilla del lago resonó en todo el sitio.
Un cuervo que cuida la vida deja
de ser infeliz - decía la voz que se escuchaba distante y borrosa- un cuervo
que siente amor, merece vivir. De pronto una luz de un color purpura profunda
se alzo desde dentro del lago y con un extraño estallido el frió comenzó a
desaparecer, y las plantes enverdecían lentamente, y el lago tornaba azul otra
vez, todo volvía a la vida. El cuervo y el cisne se miraban con inmensa
felicidad mientras veían todo a su alrededor renacer en abundante belleza. De
pronto el cuervo sintió un calor que lo rodeaba desde el pico hasta la punta de
sus garras, y el cisne igual, ambos se rodeaban de luces extrañas y poco a poco
ambos perdían el color negro de sus plumas, y se volvían blancos, blancos como
la misma nieve.
Cuenta la leyenda que un cuervo
de color blanco vive con un cisne, que juegan y ríen, que viven y gozan en un
extraño y mágico lago, un lago donde nada muere al beber de sus aguas, dicen
que el que bebe una sola de las gotas de ese lago vivo y mágico jamás envejece,
y que su alma se vuelve blanca y pura, como la mas blanca nieve.
Fin...
¡Qué bonito! Esto me ha encantado. Felicidades por tan bello cuento... Se lo mostraré a una amiga. Somos la personificación del cisne y el cuervo. Verdaderamente me queda elogiar tan hermosa leyenda.
ResponderEliminarLástima por la ortografía, ojalá puedas corregirla para que quede perfecto.
Un afectuoso saludo de un colega escritor anónimo.