«El auténtico escritor no se dedica a modular cosas bonitas para los lectores, sino únicamente debe aclararse a sí mismo e interpretar mediante la magia de la palabra su propio ser y sus vivencias, resulte bonito o feo, bueno o malo».


Hermann Hesse

domingo, 23 de junio de 2013

Hace tiempo me enamoré...





Hace tiempo me enamoré,
Como todo un loco,
Lento, poco a poco;
Algunos decían que me obsesioné.

¿Qué será de aquella mujer?
 ¿Será feliz con él?
 ¿Se acordará de mi a placer?
Ya no sé qué creer.

Hace tanto de nuestros besos,
Una eternidad,
una calamidad.
¿se habrá olvidado de los cuentos?

Sólo una cosa deseo,
Saber si es feliz en pleno,
Aunque sea de reojo,
Aunque lo vea de lejos.

Tantas noches nos amamos,
Tantos dulces recuerdos,
Y hoy estamos tan lejos.
Sólo somos dos extraños.

Hemos cambiado tanto,
Ella crece, yo me estanco.
¿Alguna vez recordará mi raro canto,
O como nos tomábamos de la mano?

Hace tiempo me enamoré,
De una dama con problemas,
Y con sonrisa de mil estrellas.
¿Sabrá cuanto la amé?

No me recuerda,
Ésto yo lo sé,
Pero tengo fe,
En verla contenta.

Pues sólo dios sabe cuánto la amé,
Cuánto la quise, cuánto le lloré,
Cuantos poemas bellos le dediqué.
¿Los habrá leído alguna vez?

Hace tiempo me enamoré,
Pero ahora es un recuerdo
De amores de frío invierno.
Y ahora lo entiendo
A esa mujer de ensueño,
Por siempre, por siempre la querré.

No cómo antes, obvio es,
Pero la quiero como se quiere lo perdido,
Con un simple afán de haberla vivido.
Contenta y distante.
Envuelta en paz, la que siempre le deseado.

domingo, 2 de junio de 2013

¿Qué es lo que ella sueña?



¿Qué es lo que ella sueña?
Noches de escarlata y caricias tiernas,
Un sinfín de sogas que la aprietan,
La retienen entre sus pupilas y estrellas.

Aquí estoy para contarte los planetas,
Por favor, locura de rojo y maleza,
Date cuenta, mi labio se cuela en poemas.

El amanecer nos lleva a cuestas,
El tiempo se atormenta,
Y caemos en cuenta,
De que la noche y el beso son pareja.

¿Qué será lo que sueña ella?
No creo que estar a mi lado;
Eso es un deseo congelado,
Una simple y cruda pesadilla.

Pero, piénsalo mi rojo galáctico,
Con tus alas arañadas por los años,
Sé que no lo creerás, pero aun te amo.
Y el culto de tu alegría aun practico.

Y estoy aún bebiendo de tu cáliz.
Créalo mi arcángel de marfil,
Sigo en esta senda hasta el fin,
Para protegerte; para  que seas feliz.

¿Qué será lo que en las noches le atormenta?
¿Sera una soledad que la seduce a tientas?
¿Un placer de tener que luchar en contiendas?
Lucha amor mío, lucha hermosa y contenta.

Si tú sueñas que se acaba el mundo,
Que vuelas lejos a donde no hay barullo,
Yo sueño que soy tus alas y a volar te ayudo.
Sueño que soy lo distante y profundo.

Y cuando ella sueña en el amor,
Yo seré sólo su simple narrador,
Un vigía, un fiel perro protector.
Descuida; ya no debes tener temor.

¿Qué será lo que ella sueña?
¿Soñara que la miro como a la primavera?
¿Qué la deseo como el sol a la noche que se aleja?
¿Estará enterrada entre la sencillez que acompleja?
¿Sabrá que aquí estoy para siempre quererla?
¿O solo viaja dormida y risueña?

Si solo pudiera saber lo que sueña,
Comprendería si ella también malgasta las noches,
Pensando en un mundo lleno de nuestros amores.
Así sueño yo, dudo que también ella.

¿Qué será lo que siente mientras duerme?
¿Sera que me quiere con inocencia,
O ignora mi amor a conciencia?
¿Sera que alguna vez piensa en quererme?

¿Qué será lo que sueña?
Tal vez que está despierta,
Cuando le digo te amo,
Y me besa contenta,
Tal vez me comprenda.
O tal vez solo yo lo sueño,
Y no percibe mi latir de orquesta.
Eso es lo que tanto temo.
Esa es mi pesadilla.
Ese sueño crudo de antaño,
Que en las noches me atormenta.
Que mi rojo ángel fallezca,
Sin soñar mí cuidado de ofrenda,
O simplemente,
Que nomás yo anhele,
Lo que a ella el sueño le espanta.

Hoy es un día propio de melancolía


Me encuentro como tantas veces,
Recostado sobre las frías sabanas,
Con el sabor a café de las mañanas,
Y saltando exaltado como los peces.

Siento el frío de estar rodeado de gente,
Y estar escarchado,
Sumamente desolado;
y mi seño se frunce, me dobla la frente.

Y estoy aquí nuevamente,
Como el que sonríe con miedo,
Con los dolores de tono diurno.
Iracundo, así simplemente.

Como un anticuado animal demente,
Que trota sobre su propio eje,
Con el destino de ser un hereje,
Bostezo, tal vez pronto por fin despierte.

Alado y con remordimientos,
Encadenado al suelo,
Sin poder alzar el vuelo.
¿Qué me queda sino los sueños?

Entre dormido y marchito,
Marcho con los desvalidos,
Por mi elección sin motivos.
¿Será que estoy maldito?

Y se torna un ártico mi pecho,
Con flores negras que crecen sin sol,
Y con mariposas que emanan alcohol;
No hay calor en este frío lecho.

Sufro, aunque no me quejo.
Sólo me excuso,
Por mí mermado desempeño;
Pero no lamento.

La noche se esconde de nuevo,
Tras un amanecer nublado cual calvario,
Asedian los hambrientos cuervos,
Gritando, surcando esta alma de cementerio.

Soy un triste cantor de los sentimientos,
Pero no siempre es este mi canto,
A veces soy feliz como lo son los niños;
Pero, a veces, no lo soy tanto.

Hoy es un día propio de melancolía,
Se siente en el viento,
En mi cama, en mi alcoba sola y fría.
¿Cuál es mi sufrimiento?

Ninguno, no hay dolor amada mía,
Es solo que la mañana se ve muy vacía.
Como si no hubieras despertado todavía.
Y yo somnoliento, me hundo en la ironía.

Oh amada lejana,
No quisiera que me vieras así
Sin sol que emana.
No me parezco en nada a ti.

La mañana está muy raída,
No tiene el color de tus pupilas,
Así no me gusta para nada.
Así, ¿Cómo sonreírle a las mañanas?

¿Aun no has despertado? No todavía,
Como mi esperanza que duerme complacida.
Poco a poco las dos se me extravían.
Y yo solo despierto, con el alma desganada.

Con esos sentimientos,
Que se quedaron perdidos,
En alguno de esos sueños,
Que sólo vivimos dormidos.