«El auténtico escritor no se dedica a modular cosas bonitas para los lectores, sino únicamente debe aclararse a sí mismo e interpretar mediante la magia de la palabra su propio ser y sus vivencias, resulte bonito o feo, bueno o malo».


Hermann Hesse

domingo, 2 de junio de 2013

Hoy es un día propio de melancolía


Me encuentro como tantas veces,
Recostado sobre las frías sabanas,
Con el sabor a café de las mañanas,
Y saltando exaltado como los peces.

Siento el frío de estar rodeado de gente,
Y estar escarchado,
Sumamente desolado;
y mi seño se frunce, me dobla la frente.

Y estoy aquí nuevamente,
Como el que sonríe con miedo,
Con los dolores de tono diurno.
Iracundo, así simplemente.

Como un anticuado animal demente,
Que trota sobre su propio eje,
Con el destino de ser un hereje,
Bostezo, tal vez pronto por fin despierte.

Alado y con remordimientos,
Encadenado al suelo,
Sin poder alzar el vuelo.
¿Qué me queda sino los sueños?

Entre dormido y marchito,
Marcho con los desvalidos,
Por mi elección sin motivos.
¿Será que estoy maldito?

Y se torna un ártico mi pecho,
Con flores negras que crecen sin sol,
Y con mariposas que emanan alcohol;
No hay calor en este frío lecho.

Sufro, aunque no me quejo.
Sólo me excuso,
Por mí mermado desempeño;
Pero no lamento.

La noche se esconde de nuevo,
Tras un amanecer nublado cual calvario,
Asedian los hambrientos cuervos,
Gritando, surcando esta alma de cementerio.

Soy un triste cantor de los sentimientos,
Pero no siempre es este mi canto,
A veces soy feliz como lo son los niños;
Pero, a veces, no lo soy tanto.

Hoy es un día propio de melancolía,
Se siente en el viento,
En mi cama, en mi alcoba sola y fría.
¿Cuál es mi sufrimiento?

Ninguno, no hay dolor amada mía,
Es solo que la mañana se ve muy vacía.
Como si no hubieras despertado todavía.
Y yo somnoliento, me hundo en la ironía.

Oh amada lejana,
No quisiera que me vieras así
Sin sol que emana.
No me parezco en nada a ti.

La mañana está muy raída,
No tiene el color de tus pupilas,
Así no me gusta para nada.
Así, ¿Cómo sonreírle a las mañanas?

¿Aun no has despertado? No todavía,
Como mi esperanza que duerme complacida.
Poco a poco las dos se me extravían.
Y yo solo despierto, con el alma desganada.

Con esos sentimientos,
Que se quedaron perdidos,
En alguno de esos sueños,
Que sólo vivimos dormidos.


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