En la noche
volvía tambaleando por el alcohol,
y me
disponía a escribirte poesía,
lo más
hermosa que podía.
pero mi alma
se tiró sobre el colchón,
recordé que
no te poseía,
que lejos
estabas y reías,
que es tarde
para tu compañía.
y los
ímpetus al suelo cayeron.
ahora no hay
versos hermosos,
sólo recuerdos
infectos,
de que no
nos amaremos,
y que la
soledad en litros,
es lo único
que rosan mis labios.
¿Así cómo te
puedo escribir bellos sonetos?
si siento
que muero de frío, y ya no hay sueños.
sólo quedan
las noches de jerga y desvelos,
y en ellos,
no hay poesía, solo hay muertos.
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