«El auténtico escritor no se dedica a modular cosas bonitas para los lectores, sino únicamente debe aclararse a sí mismo e interpretar mediante la magia de la palabra su propio ser y sus vivencias, resulte bonito o feo, bueno o malo».


Hermann Hesse

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Mensajero de humo...

Un espeso humo gris sale como cascada desde mi pecho,
Viene envuelto en la silueta de una mujer,
Una dama que estaba en un rojo suspiro que tiene el ritmo de un latir…
Y ese humo me recuerda tanto a ella, tiene su imagen bordada en forma de todo, como nubes en el cielo que metamorfas cambian a su antojo…

Suspiro un segundo mas, la neblina cae entre mis dedos, entre mis pupilas que caminan espectrales desde mi puerta hasta su lecho…
Te busco amada mía, ¿Dónde estas? En la luna quizá…
En un murmullo del viento que vaga entre tu humo y mi astral caminata…

Como cala tu sentir, no duele, pero arde, como fuego y braza, como beso sin calma…
Todo yace en tu nombre arraigado, enraizándose en el humo que viene desde donde te tengo guardada…
La música resuena con la guitarra que requintea una nota que describe tu cuello…
Y las mordidas que me da el sentimiento me revuelven las entrañas, y crea lagunas saladas de una felicidad inmaculada ente mis parpados y la fina línea curva de mi sonrisa…

Te llevo físicamente en mí, en ese ardor que no cesa desde que te conocí…
¿Qué tienen esos ojos y ese cuerpo, esas palabras y esa sonrisa de mujer encerrada en cuerpo inexperto?
No lo se, pero se que arde al salir de mi pecho, con cada bocado de aire, con cada hilo de humo que viaja distante y se mezcla con la niebla…
Y en el instante que se cruzan, crean un telar infinito en el todo, que pareciese que viaja con una corriente, viaja lento pero directo…
¿A dónde se dirige ese sentimiento?
¿Sera que el ardor en mi pecho se graba en el viento para encontrarte al otro lado de todo ese espacio-tiempo?
Que viaja hasta tu lado, para envolverte como yo deseo hacerlo…
Para rozarte pecho, cuello y labios como yo deseo hacerlo…
Para que lo respires y entre en tu pecho, y arda dentro como arde en mi, y vivir entre tu latido como yo deseo hacerlo…
¿Sera que es el mensajero silencioso que te manda lo que me queda de alma?
Si es así, respira hondo mi preciosa amada, que pronto una parte de este extraño joven tejido entre gris humo se meterá entre tus sabanas, piel y sueño; entrara hasta tus pulmones para retozar a un lado de tu corazón, justo como yo deseo hacerlo…

¿A que le podría temer un poeta?


¿A que le podría temer un poeta?
cual es el temor mas grande de un ser que encuentra incluso a la tristeza como una sensación formidable y que los sueños tejen su día a día entre sus versos…
¿A que le puede temer?

Veamos que sale…

Cantando un poeta se encontraba, bebiendo y cantando a una luna puta que en su pecho lagrimas de blancos rallos derrochaba...
Cuatro las botellas que el llevaba, cuatro las lagrimas que por su rostro resbalaban…
Lagrimas vacías, que dolor no portaban, que la tristeza no engendraba…

Triste y solitario el poeta vacio cantaba, a su suelo y cielo invocaba…
A su dios ignoraba y sus miedos contemplaba…
El hombre que pierde su alma muerto en las dos vidas esta y estará…
El hombre que ya no siente la ausencia o la presencia muerto en dos vidas esta y estará…

Y la gente pasa sin mirarlo, observando todo menos la sombra marchita que en los rincones cantaba…
Y ese poeta borracho y salvaje ya no siente nada…
Pero sus estrofas entre cuerdas bucales emanan, con un concentrado de ron y algún licor de caña…

¿Qué derroto a ese poeta? Preguntan los ángeles caídos a los dioses de la prosa…
¿Que es lo que tira al suelo a un soñador amante de todo y de nada?

El terror de todo poeta es ver una linda historia de amor y sentir un elido espesor pasar por el pecho vaciándolo y quitándole el aliento...
Es el temor más grande ver los sueños propios y sentir que son solo partes de un verso que se pierde en el infinito y nada más...

Ser el protagonista de un cuento frió donde la soledad es la que perdura tras el punto final...
Ser el eco sombrío de un tiritar ajeno y perdido…
Ser un sueño que nadie quiso y nadie idealizo…

Saber que sus poesías tal vez por muchos sean ovacionadas,
Pero que la persona que las inspira con otro amanece en la cama…
Saber que su pecho arde con cada maravilla del universo,
Y que la chispa adecuada la tiene un suspiro de amor que ella entregaba,
A otro, su alma se la daba a otro…

¡Un poeta llorando un canto enigmático esta!
y hasta la madre se entristece y toca su chelo para el, ¡oh pobre hombre! Dice con notas de soles…
Los demonios en una cueva se esconden, con respeto al dolor que ellos no conocen, el que no saben ejercer ni siquiera los peores…

Un pobre poeta cantándole a su amada se encuentra,
Cantando sus horrores, descifrando su alma en sonetos atroces…
Y nadie comprende lo que a un poeta corrompe,
Lo que hace que de la vida ya no goce,
¿Que es lo que desfragmenta un rosal de alma que se riega con la vida y la muerte?
¿Cuál es el punto débil del talón de un poeta?
Es encontrarse con la frase horrible que entonan los cometas,
Esa respuesta a los deseos dados a una estrella,
Esa frase que le confirma la vida, y la muerte solo asiente,
Acaso es, ¿Estás hecho para amar y no ser amado?
¿Sera que eso es lo que el esta noche nos interpreta?

¡Oh dulce creador! Escucha esta noche el acústico rebote en esa callejuela,
¡Que esta noche ha caído un poeta!
Escucha su canto ¡oh misericordioso!
¡Escucha como su voz con alcohol revienta!

Mira lo que le pasa a un hombre de vida, cuando esta a el lo traiciona…
Escucha atento, y que esa melodía no se te olvide…
Que esta noche esta llorando un poeta,
Una melodía de dulce y frágil color rojo,
Una melodía de desdicha y asombro…

Un poeta esta cantando esta noche,
Uno de esos que se despiden del mundo como mejor conoce,
De esos que despiden la vida con bolígrafo y tinta sin reproche,
De esos que ante su realidad sucumben…

Pues el peor terror de un poeta es perder la fe que lo reconoce,
Su debilidad es no poder formular historias de ensueño y colores,
Cuando el rosa se torna gris y el rojo se le esconde,
Cuando ya no puede crear fantasías, pues la realidad ya esta conduciendo su coche…

Un poeta canta esta noche,
Y se despide de todo como mejor lo hace…
Llorando entre versos lo ultimo que le place…
Y es que algún día se repita la mágica línea,
De veamos que sale

Hay ausencias...

hay ausencias en la vida que pasan desapercibidas, casi inexistentes, hasta desaparecer en la ignorancia de mi universo...
hay fríos sin los cuales no podría vivir, el frió de una noche nostálgica, el frió de un poema triste, o la espera incauta de la muerte añorada...

pero descubrirme cubierto de una ausencia esteparia de tu persona, la falta de cierta chispa indiscreta que encendía mi sonrisa, una clase de lujuria envuelta en el calor mágico de tu cultura exquisita;
descubrirme helado de pies a cabeza, por no cruzar palabras, por el vació que hay, entre tu pupila y mi hola...

es una locura, es un miedo;
simplemente no hallar una noche de nuevo,
solo perder la coincidencia y esconderse en el cuento;
locura no, pero si miedo, pues este escrito esta lleno de eso...



domingo, 2 de diciembre de 2012

¡Quiero ser el viento!


¡No lo quiero!, no quiero ser solo un susurro en el viento,
¡Quiero ser el viento!, ser un alma de la que los seres respiren,
Ser íntimo con todos, hasta el día de sus muertes;
Quiero ser el viento, las caricias de los amantes,
Los alientos y suspiros jadeantes,
Una briza que mueva el roció y las nubes;
Quiero ser el aire.

¡No lo quiero, no!  No quiero ser el hombre que regale rosas,
¡Quiero ser la rosa!, quiero que me tomen las amadas y respiren mi aroma,
Que los hombres me escojan como el más bello para su amada musa,
Que la belleza de mi naturaleza sea el obsequio perfecto,
Un regalo, un pretexto,  un alago o un instrumento;
Quiero ser una rosa, con el que un hombre acaricie las periferias de una exquisita silueta,
La que una mujer bese, cuide y llene de cuidados hasta que muera marchita,
Crecer silvestre, crecer salvaje y única entre miles;
Solamente, quiero ser una rosa.

¡No lo quiero!, no quiero ser un poeta atado a las letras,
Quiero ser las letras, quiero atar las almas de mis lectores,
Quiero ser el poema que regalen las parejas o los amantes,
Quiero ser una hoja amarillenta, que envejece hermosa entre millones;
Quiero ser poema, un verso al aire que con mi forma de viento se valla al infinito,
Unas palabras con las cuales suspiren los vivos, y renazcan los muertos,
Ser ese que todos recuerdan, pero nadie conoce,
Ser la magia infinita, que entre los enamorados se esconde;
Quiero ser un poema.

¡No quiero! ¡Y lo reitero!, no quiero ser un maldito creador de lagrimas y penares,
¡Quiero ser la lagrima misma! Un ser salado y cristalino, que recorra mejillas besando dolencias,
Ser guardado en el recuerdo, o perdido al instante,
El pretexto de catarsis, el ángel caído del sentimiento;
Quiero ser una lagrima, ¡una o cientos!, pero quiero serlo,
Una petición de auxilio, un “no me dejes, te necesito”,
Ser la braza acuática que arde en el pecho y brota del llano de un ventanal espiritual,
Solamente un collage de cosas guardadas y olvidadas que se vuelven en manantial;
Quiero ser una lágrima, millares, una dolencia hasta el final.

¡Como te lo puedo explicar! No me limites amigo mio, no me veas como un ser finito o mortal,
Soy lo que quiero ser, en lo que mi alma quiera converger,
¡Y te repito que no quiero serlo!, ¡no! No quiero ser un humano más,
Quiero ser el pretexto de los que se dicen serlo,
El odio al eterno por perder la ocasión,
El deseo infinito de hacer el amor,
Ser el que reza o el que maldice,
El que se baña en el rio o entre  lozas y jacuzzis,
Quiero ser el que se unta en una herida, que sana y fortifica,
Quiero ser tus vitaminas, tus risas y tus manías;
Quiero ser lo que te hace humano, no solo un concepto,
Si no todo cuanto tu crees incierto.

No quiero serlo, un simple e incomprendido animalejo,
Quiero ser un infinito te quiero,
Una simple molécula en todo el universo,
No un dios, pero si un ciervo;
No un demonio, pero si quebrantable.
Quiero ser todo, pero no te confundas,
Quiero ser todo, que haga que valga la pena serlo.


sábado, 24 de noviembre de 2012

Si la pudiera nombrar lo haría...




Si la pudiera nombrar lo haría,
Decir el nombre de quien me obliga a sonreír,
O simplemente ilustrarte, a ti compañero, mi sentir,
Pero estoy atado de labios y manos;
Desde el alma me encuentro susurrando,
Y esa mujer no me percibe en mi delirio de soneto.

Que dulce alegría esconderme en sus pasiones,
Sin que me vea, oculto en el brillo de sus ojos,
Iracundo en la noche sin su cabello,
Contando los segundos que separan su camino y el mío.
Si la vieras compañero mío,
De seguro sonreirías conmigo,
La abrazarías a tu pecho y dejarías que fundiesen en el sus suspiros,
La desearías como lo hago verso tras verso.

Es tan mágica y tan voluble,
Es tan crisálida y poco inverosímil,
Simplemente es una paloma alzando el vuelo,
Un ademan surrealista de los sentidos;
Es una delicia, es un fresno de mimbre.

Cuando anochece, es ella la que desde el cielo me mira,
con millares de ojos, con su luz divina,
y al despertar, el calor de un nuevo día;
Es un pensamiento agitándose en mi cabeza,
Que baja a mi pecho, agitando,
Se mueve de un lado a otro, da vueltas,
Terminando en mis labios, vibrando, temblando.
Es ella un cuento que no me atrevo a poner titulo,
De esos que Cortázar no entendería, pero seguro amaría,
Que Benedetti me recuerda en poemas, tal vez la conoció, tal vez.

Y es ella un ser majestuoso, único y múltiple,
Doliente y sonriente, doncella y villano,
Preludio y quinto acto,
La Julieta, y por qué no, también Justina.
Es simplemente una mescla perfecta de imperfectos,
Una sutil enfermedad que me matará contento, lento, muy lento.
 
Tú que me estás leyendo, ¿la sientes cerca?
¿Está sentada alado tuyo?
Si en respuesta miras alrededor sin encontrarla,
Entonces lo que escribo no tiene sentido,
Pues es en mis letras donde inmortal y hermosa se haya.

lunes, 29 de octubre de 2012

Aguas platinadas de una noche solitaria...



Esta noche mi alma nada, se sumerge entera y ansiosa en un lago plateado,
Ese lago que cae como torrente desde la luna, y mi sombra busca la tuya,
Una corriente me arrastra, sale desde mis labios en un humo grisáceo,
Estas aguas luminosas son tuyas, y tu ausencia deja que en ella un sueño fluya.

¿Donde estas?
Si me adentro más y más, ¿te lograre encontrar?
¡Maldita sea! En ningún lado te logo hallar,
Entre los susurros indiscretos del viento obscuro,
Entre los arboles danzantes de tangos nocturnos,
Con sus brillos platinados de donde fueron bañados,
Entre las gotas de roció del satélite armónico.
En ningún lado te encuentro mi dulce unicornio.

Sucumbo ante los miedos de un pastizal azul y cromado,
Entre los ladridos y las siluetas de los gatos,
Entre los faros viajantes y los muros estáticos.

Amor mío, esta noche pide tu abrazo,
Estas manos piden tu vientre, y mis labios tu cuerpo entero,
O a pedazos, para armarte de nuevo a mordidas y caricias.

Cuentos, cuentos y mas cuentos,
Son lo que narran las horas en mi cerebro,
Anhelos perdidos entre este mar incoloro,
En los parpados de los millares de ojos muertos,
En las sombrías aventuras de los que vagan por lo tiempos.

¿Dónde estas mi amor? ¿En que rincón de estas secuelas te escondes?
¿Por que no sales de mi cabeza, por que te entierras en mi pecho, y te expandes? No te encuentro y ahí estas, no te busco y llegas sin chistar.

Eres como un arrullo somnoliento,
Eres la meseta de cada uno de los cerros,
Entre cada uno de ellos, por las callejuelas de la ciudad de los encuentros,
En cada nuevo mundo, en las luces de las casas maltrechas,
En cada suspiro de un soñador que nada en otro punto de este mar negro.

¡Maldita sea! ¿Por qué me torturo buscándote si aquí estas?
¿Por qué no te hallo si danzando en mi pecho estas?

En mis poemas estas, en mi bolígrafo o mis latidos impar,
Entre las plumas que caen de un cuervo viajero,
El frágil y único color rojizo que luce entre un Calipso opaco,
Y los remos carmesí que me mueven en esta barca, en estos cielos anclados.

Si solo pudiera hundirme en tus aguas como lo hago en las de la noche,
Que mis cabellos danzaran y enredaran en los tuyos,
O que los ángeles por un segundo cantaran a mi oído,
Y que dios sonría diciendo “que hermoso nadan esos hijos míos”

Muero en el simple intento de que seamos náufragos de lo humano,
Perdernos de todos como me pierdo solo sin tus encantos,
Hallarnos sin buscarnos entre las aguas y ya no ver el camino a casa,
Desprendernos del mundo, quedarnos nadando.

¡Maldita sea! Si solo pudiésemos amarnos...
Si solo tu y yo, fuéramos dos hojas que nadan errantes en los océanos del espacio,
Dos astros pequeños, que se orbiten hasta el fin de los años.
¿Dónde estas ángel escarlata de pechos de plata y alma de rojo infinito?
¿Dónde estas nadando?  tal vez en los sueños, que aun no he tomado como míos.

miércoles, 17 de octubre de 2012

En una noche, tal cual la de ahora...



En una noche, tal cual la de ahora,
Se encontraba un ruiseñor bajo unos dulces brazos,
¡Oh que dulce destino! Decía nuestro plumífero amigo,
Soñaba entre la tersa seda de esas finas ramas.

Bebiendo de un rio rosado, dulce como de labios,
Bebiendo se encontraba nuestro emplumado, que hermosa escena, que dulce destino,
¡Oh que elixir tan deleitable! Pensaba mientras bebía otro tanto,
 con su pico inocente tomaba de ese rio, vida, vida y nada más.
Y de los ojos galácticos que poseía su ave amada, con labios de agua rosada,
De ellos la vida completa robaba, con canticos al oído, con los ojos de su amada.

En una noche, tal cual la de ahora,
Se encontraba un ruiseñor viendo a su golondrina,
Y como esta lo miraba, mientras adiós le decía, mientras con amor lo dejaba,
¡Oh que dulce dolor, Oh hasta hermoso es perderla! Cantaba en las noches el ruiseñor,
Y lo encontrabas cubierto por la noche hasta un punto cruel,
Un punto gris y con sensación a hiel,
¡Oh dulce braza del infierno que recorre mi cuerpo! Decía mientras su canto afligido elevaba,

En una noche, tal cual la de ahora,
Un ruiseñor miles de estrellas fumaba, noche tras noche, desde hace ya tanto,
Cantándole a una puta blanca que desde el cielo le miraba, y el le cantaba,
¡Oh dulcinea del solitario, ¿Cuánto he amado?!  Respuesta sorda,
Respuesta de rayo luminario, respuesta de frio nocturno y sudario.

Tomaba ríos de otros colores, rojos y rosados, a veces, a veces de dos en una sabana de cántaro,
Tomaba el plumaje y se lo quitaba a otras aves, pluma por pluma desnudándolas,
Y con ríos de alcohol luminoso y fermentado les bebía del rio y todo el caudal,
¡Oh que dulce destino, antes amar y ahora solo bañarme en despojos de ríos!
Y el ave no dejaba de cantar, de fumarse y beberse el mundo, de tragarse a gritos el dolor pútrido.

En una noche, tal cual la de ahora,
Un ruiseñor se sentaba solo en su alcoba, y tomaba una de sus plumas,
Tomando las lágrimas negras de su alma y embardunando la punta con ella, empapando de su negrura esteparia, bañando de su melancolía de tinta,
¡oh que delirios eh vivido, ¿Cuánto mas he de amar?! Decía empuñando su arma mortal y clavándola en el alma y cuerpo de un muerto árbol, clavándola sin piedad,
Dibujando con su alma marchita versos de gritos y cantos, gritos que desgarran el tímpano, cantos que liberan los torrentes en parpados.

Un ruiseñor cantaba en tristes intervalos,
Con arma y sangre su alma desbordase, con espada bañada en sentimiento color de nada,
¡oh dulce alma mía, que tanto has de amar, viértete en estas hojas, hazlo y déjame ya!
Decía el plumífero y triste cantor, decía deseando algún día en un verso su alma terminase.

En una noche, tal cual esta,
Un ruiseñor mataba su alma a versos y comillas, entre prosas y palabras enredosas,
¡oh dulce alma negra e infinita, ¿Qué tanto has de amar?! El ave le mandaba a preguntar con la noche al día, con la puta de luna al tiritar estelar de su escote cósmico.
Y mientras se fumaba el humo de su cáncer vacio, y bebía el elixir mortuorio de un whiskey de arcángel,
El ave se miro al espejo, bebiendo y fumando, lagrimas derramando,
Y ya no era un ruiseñor cantante. El que miraba un gris rostro en el espejo era un hombre,
El pobre hombre que termina su alma en estas tristes líneas,
En estos vanos versos.

jueves, 4 de octubre de 2012

¿Qué tanto puedo ser?



Frágil color rojo, ¿Qué pasara con mi cuerpo?
¿A dónde ira a parar? ¿Converge?

Tal vez crezca, como en los estados de la materia, se convierta, crecerá como árbol metamorfó de mi alma, cuidando, dando sombra a todo lo que tenga que ver con vos.

¿Qué tanto pudiese ser después de morir?
Un gorrión que le cante a tu ventana, a tus mañanas,
Un venado guardaespaldas que detenga las balas que amenacen con herirte,
Un lago donde te bañes y mi alma se escurra indiscriminadamente en toda tu piel, entre tus pechos, tu sexo, tus ojos labios y sueños, acariciando por dentro y por fuera tu cabello.

Ser el mundo entero, cada briza, cada copo de nieve,
Ser un murmullo en el viento diciendo “te amo”,
La consecuencia de todo lo que haces, las fuerza y la reacción,
la materia y la antimateria.
Reencarnar en todo lo que tenga que ver con vos.

Cada segundo seria “yo”,
Cada lágrima salada o dulce,
Cada molécula de aire que entra con tus suspiros,
Un sollozo, un gemido,
Cada amante que encuentres en el camino,
Cada esperma que acaricie el sueño de crecer en tu vientre,
Las flores que te regale tu esposo,
Los amigos imaginarios de tus hijos.

¡oh ser tu ángel guardián!, o siquiera tu demonio protector,
El poema que se le ocurre a un joven pensando en el delirio del amor,
Ese poema que leas y te haga llorar, ese ser yo.

¿Qué tanto puedo ser?
Lo mas, lo suficiente, lo menos e inexistente,
Un fantasma en tu alcoba mientras haces el amor o te sientes sola,
Un secreto del destino que cuide tus pasos y tu linaje santo,
Ser la inmensidad infinita que esta en lo palpable e impalpable,
Y que espera que veas, lo que no existe en vida…

sábado, 15 de septiembre de 2012

Los grilletes que nos atan...




Somos tan libres como la sociedad o nuestras capacidades nos lo permiten ser –dijo mi maestro mientras yo lo escuchaba con desacuerdo- realmente no somos libres.

Somos tan libres como nuestros demonios nos permite ser, el subconsciente nos lo dice día a día, mientras miramos la luz que se cuela entre las sombras, mientras estrujamos el amor entre los líquidos sucios de una vida mal gastada… Somos tan libres como nos lo permite el creador y su indiscutible decisión – pensaba mientras escuchaba al maestro hablar y hablar- ni que sociedad ni que carajos,  el que no ama la vida no ama la libertad…

Hoy me doy cuenta de mi error, no tenemos esa decisión, pero no por la sociedad o por la decicion del creador, si no por esa fuerza mística llamada "luchar contra el destino", esa que si te dejas llevar sin luchar te lleva a altamar, ese océano espeso que te ata y no te deja regresar…
Es lo que no hacemos lo que nos encierra sin dejarnos salir…
Lo que dejamos pasar…


Veamos que sale…


Hay unos grilletes en mi alcoba que chocan con las lozas, con el techo y las sombras...
Hay unos grilletes que chillan como cuervos y cantan todos al mismo tiempo...
Y los escucho caminar por todos lados, ¡y los escucho gritar!
A veces juraría que hasta los puedo mirar…
Los siento, a veces, y hasta su frio metal puedo oler…
Las cadenas son gruesas, tan pesadas que no las puedo soportar…
¿Quién me puso estas cadenas mi dios? ¿A caso fuiste tú?
¿Por qué este tormento he de cargar?

Y con su vocación de cineasta el me enseña una película en blanco y negro, con una cinta maltratada y con la música un tanto distorsionada…
Y puedo verme en mis viejos recuerdos, donde los diábolos sombríos susurraban en mis oídos,
Tomándome del hombro y diciendo “no te arriesgues, es demasiado bueno”
Riéndose como locos cuando yo doblegaba mis sueños y los cubría con un pañuelo, murmurando...
La película reveladora, de la cual soy autor, antagónico y espectador…
Esa noche que no le dije te amo a esa ave desorientada,
Cuando no bese a mi frágil color rojo por que un demonio a mi oído cantaba “no te arriesgues idiota, es demasiado bueno”
Cuando un humo blanco en mis pulmones entraba, destellando mis neuronas y mi cuerpo, y seguían riendo y diciendo esas crueles palabras…

Termina la película con el impacto de mis lágrimas en la cama,
Y sigo escuchando esas voces riendo mientras suman más cadenas a mis muñecas y espalda,
¡Y ríen las malditas voces!, ¡ríen con gritos atroces!...

Y como músico innato que es el creador me regala una canción, esa que yo escuchaba cuando conocía el amor…
Con una guitarra española y la simple pregunta de ¿por que es tan difícil amar?
Las piernas se doblan temblorosas y cascabelean las cadenas que de ellas cuelgan,
Y sollozando a gritos miro el espejo y me veo completamente atado,
De pies a cabeza atado, ¡y siguen riendo los malditos!
¡Siguen riendo a mis espaldas! A mis espaldas y en mi cara…

Pero llega ese artista único que me dio la vida,
Se inca frente a mi con el viento de una briza,
Estrecha mi mano y al verla perplejo me deja,
El mismo creador cadenas lleva, atado esta del mismo modo en el que estoy yo,
Y su voz melodiosa ruge dentro de mi cabeza…

Si tú no eres libre tampoco lo soy yo,
Si tus demonios ganan pierdo yo,
¿Es que ya no amas joven poeta?
¿Por que solo te cortas las alas sin pelea?

Miro sus ojos del mismo color que los míos, veo su boca sonreír con los mismos labios que tengo…
Levanta su cuerpo que es mi mismo cuerpo…
no te doblegues ante ellos, nada fue, es,  ni será demasiado mi querido poeta autoenjuiciado …

Y sonrió un segundo y cae un estruendo de mi cuello,
una lágrima de alegría resbala por mi cuello,
desgarra mi piel marchita dejando a su paso luz de vida,
rompe grilletes que en todas partes tenia, chocando en el suelo como yo antes lo hacia…

Y ahora pasa una nueva película, una premonición colorida, con música nueva y sin zonas sombrías…
y veo a esas mismas sombras dentro de mi cabeza, y ríen diciendo su cruel himno ala miseria,
y yo me rio ahora, los ignoro y sigo con mi vida,
pues me di cuenta gracias a un bello artista,
que nadie puede atarme, nadie puede encadenar  mi alma sin mi permiso,
pues yo tengo las cadenas guardadas en mi armario,
Y solo esperan a que me rinda, para entre burlas y rechinidos,
llevarme a ese armario donde solo se escuchan unas espantosas risas…
Para encerrarme solo con mis miedos y pesadillas…

martes, 11 de septiembre de 2012

Madre tierra, ¡hoy me entrego a ti!


Tanta soledad inunda mi cuerpo con la leve briza nocturna, y me doy cuenta que no estoy solo, que hay una amante escondida en mi día a día…
esa a la que tanto me entregado inconscientemente y no me había percatado…


Veamos que sale…


Cuantas noches no te había tenido conmigo,
O dulce ángel vestido de mundo, disfrazada de flores, de viento y plantíos…
Hoy me he entregado a ti amada mía,
Mujer que gobierna todo placer al que me he rendido, esta noche a ti te escribo…
Y perdóneme por la demora, pero aunque suyo tantas noches he sido, hasta esta noche,
Hasta esta noche no sabía que en su lecho es donde he dormido…

Pues cuantas noches como esta no me has robado un beso con el viento, acariciando con  los rayos del medio día, o acariciado mi piel y mi pecho con  las brizas de una noche moribunda…
Eres tu la que sin envidia y esmero me ama, se me entrega, violando cada palmo del hombre inepto que soy…
Oh quería mujer despreciada, a cuantos más no amas, y ellos con veneno te pagan,
Cuantos pechos tus delgados dedos no encantan, cuantos ojos con tu belleza no has engendrado, criado y desflorado con ocasos, con rosas y montañas escarchadas por tu soledad de antaño…

Pues eres tu la que no me deja amar, por que eres tan perfecta y conmovedora,
Me envuelves en crisálidas, me conviertes cada segundo que pasa en lo que tanto quiero y en lo que tanto quieres, en lo que tanto deseamos ser…

Esta noche soy tuyo, como otras tantas no lo fui,
Esta noche me entrego a ti,
¡Vamos perfecta dama! ¡Abrázame!, con tu tallo espinado hazme empalidecer,
Y con tus brazos de hojas y pasto déjame entrar, entrar desde abajo hasta tus entrañas, hasta el centro de eso que te hace mujer…
Bésame, envuélveme por entero en tus lluvias, hazme el amor con cada gota lamiendo mi ser, entrando por mis sentidos hasta el alma, que desde ahora, desde ahora a ti a de pertenecer…
¡Vamos, así! Enreda tus piernas de viento y mareas en mi cintura, sumérgeme en tus mares, en tus aguas crearemos una luna, en tus flores una supernova y en los arboles nuestro hogar…

¡Hazme lo que quieras mujer divina! Tuyo soy ahora, como lo he sido inconscientemente.
Que me importa si me eres infiel, nunca has alejado tu cintura de mis manos…
Llena mis pulmones de tu psicotrópicos, comamos juntos esos hongos tuyos tan mágicos, créame un universo de emociones en mi cuerpo, en mi mente y en mis miembros…
¡Oh amada madre! ¡Soy tuyo!, no me hagas rogarte, quiero que seas mía como lo soy yo de ti, quiero dormir todas las noches en tu pasto y que me cobije tu cabello de nubes, que tus cascadas sean la regadera donde nos hemos de bañar, haciendo el amor mientras tus aguas entran desde mis dedos hasta mi yugular…

Que te puedo decir madre tierra, ¡soy tuyo!, ya no lo quiero negar, esta realidad he de afrontar,
Que ninguna mujer se te iguala, pues en ti se reflejan las estrellas y la aurora, la briza nocturna y el frio de invierno, la fertilidad de la primavera, la intensidad ardiente del verano, la melancolía del otoño anaranjado…
sonríeme con tus alboradas, enternece mi ser con tu exquisita belleza innata, convierte mi sueño de fornicar contigo entre sonetos y bosques enteros,
Oh señora de mis ciervos, peces y conejos, duerme conmigo esta noche, con el hijo tuyo que incestico te ha de dar la vida que creaste con tanto esmero,
Que curioso se mete en tu cama de cedro y vierte su semilla en el campo fértil de tu agonía…

Soy tuyo madre tierra, de tus temperamentos, de tu creación, de tu cuerpo, de la piel de la tierra entera, de las estaciones de tus sentimientos, del rosado campo de flores que nace en tus mejillas, de la gris noche que proyectan tus pupilas, de el pastizal tibio de tu pubis y el cálido sabor de tus pechos de luna…
¡Soy tuyo!, y tuyo me has de hacer, como lo has hecho tantas veces, y que desde hoy,
Desde esta noche que excitado por tu belleza te escribo estas letras que sangran pasión entre comas y siglas, desde el preciso momento de que se ponga el orgásmico punto final, desde ese momento te are el amor infinita mujer mía, desde ese momento soy tu fiel pareja que dará su vida entera, por dormir entre tus tersas y mágicas piernas…

viernes, 7 de septiembre de 2012

El cosmos, reflejo de mi amada...



Esas ansias inmensas de demostrarle al mundo que tan grande es mi amor, que tan grande es esa dama…
hacerlo, ¿Por qué no?

Veamos que sale…

por las noches la pinto, la pinto entre las estrellas, y resalto algunas con el brillo que dan sus ojos,
Y cuando las miran desde otra esquina del mundo los hombres dicen “que inmensa es esa dama, que infinita es su belleza”
Y en las mañanas la sigo pintando entre los arboles, sombreando el contorno de sus labios entre hojas, plasmando sus rosados labios con las nubes, arden las nubes, arden y el que las mira dice “que tan incandescente es el amor que le tienen a esa mujer, que hermosos labios posee”

Tomo la luna para plasmar su alma, y los cráteres que sangran luz como el alma de mi amada…
Tomo un puñado de aves que pasean en su contorno, que se embriaguen con su alma y canten, canten como lo hago yo…
Y los hombres escuchan ese canto y en coro gritan “Bendita sea esa mujer, que tan grande es su melódico palpitar”

Y tomo el océano como su templo de Venus, y vierto en el mi cuerpo y alma, me dejo danzar en el, y miro como los hombres me miran desde la playa, veo como envidian ese placer infinito que siento al nadar entre tus aguas...
Y me sumerjo entero, salgo como nuevo, y los peces de nuestros momentos nadan libres entre nuestro encuentro, y los hombres dicen envidiosos “ suertudo ese hombre, nada entre la espuma que dan las olas de su amada, libre como ninguno, feliz como ninguno”.

Tomo el viento y lo hago pasar entre cada pétalo de cada flor y de cada roble, de cada hierba y con cada pequeño hilar de pasto  tejo ese dulce velo de tu perfume,
Y me embriago de el, me cubro en el y siento tu esencia rodear mi pecho y mi piel, mi nariz, mis manos, y mis pulmones dejan de ennegrecer,
Y todo ser humano, ya sea caballero o bailarina de burdel, todos te inhalan con curiosidad y gozo, y gritan de nuevo en coro “increíble mujer, ¿donde descansa ese cuello que impregna de ángel el viento?, ¿donde?”

Y no me canso de mostrarle al mundo lo inmensa que eres, en cada libro en cada pequeño ciervo, entre los palmos de cada árbol, en la rosa que nace, en el lirio que perece,
Entre los barcos y las calles, entre los hombres y sus madres,
Entre cientos de corales, o en el calor de los volcanes, entre la nieve y la espuma, entre el barro y la pintura…

En cada pequeño detalle de la humanidad te encuentro y te señalo, y los demás te miran extasiados,
Y entre todo lo natural te reflejas, y te marcas sola como instinto de poeta, y todo mendigo ya no pide limosna, solo miran tu persona y embelesen ante tu riqueza absoluta…
Los padres te dedican las misas, los ateos contigo el universo descifran, los perros son fieles a tu vida, y las aves despiertan con tu risa…
La primavera espera tu tristeza y el invierno espera a que duermas…

Y los hombres lo miran y te miran amada mía,
Yo lo miro y te vivo, te recuerdo, te bebo junto a una copa de vino, te muerdo al comer el pan de mis descuidos, y todo hombre te mira por inercia, todos te escriben poemas, pintan con tu cuerpo una capilla Sixtina o crean canciones en chelo y violines, clarinetes y oboes, pianos y saxofones, y tu voz utilizan para dar ritmo, y tus dedos danzando con tu caminar son los directores…

Eres tú la diosa que da vida y la muerte que con un toque me da la otra vida,
Y bebes y me das vida, y sueñas y me das vida, ¡respiras y con cada inhalar me das vida!
¡Y a todos los hombres das vida!
¡Y a este poema narrativo das vida!
Todo sucumbe y te reverencia, todo tiene tu nombre escrito en tinta y a la diestra…

Pues no necesito contarle al mundo que tan grande eres,
Solo miran el cielo tapizado con tus emociones y en pleno te conocen…
Y solo duermen con una mujer y besan sus pechos y te conocen...
Con solo respirar te conocen y el amor que por ti siento sienten…

Pues tú eres mi vida, mi mundo, mi universo…
Y cada ser vivo que exista te tiene, cada cosa en el mundo te tiene, cada partícula en el cosmos te tiene…
Pues eres el amor en su máxima expresión, la vida misma…
Y hasta la muerte depende de ti, pues sin ti, la muerte seria un concepto sin motivo ni estima…
Y al decir esto los hombres gritan junto conmigo “Bendita seas amada mía, grande es tu belleza, y exquisita la vida que inconscientemente entregas” 

domingo, 26 de agosto de 2012

El cuervo blanco y el cisne negro.



Había una vez un triste cuervo que volaba sin rumbo en una pradera, y volaba y volaba, pero no encontraba a un compañero o algún triste animal muerto para alimentarse, tenia días muriendo de hambre, y el cansancio comenzaba a doblegar sus alas. El cuervo miraba la pradera árida buscando algún ratón, ya no para comer si no para solo charlar, pues sentía su muerte próxima y no quería que fuera en completa soledad, y entre tanto buscar y buscar y no hallar decidió parar un momento en un viejo espantapájaros, ya no le daba miedo, pues ya ni la muerte le asustaba, el espantapájaros voltio a verlo y le dijo:
-  ¿que pasa cuervo idiota? ¿Que acaso no te asusto? buuu! - exclamo una alarido de oso-  largo de aquí, ¡vuela para salvarte  de mi espantoso castigo!
El cuervo lo miro de reojo y le dijo:
- ¿Qué podéis hacerle tu a un simple cuervo moribundo?, ¿matadlo? un favor le arias a este triste servidor que ya carga el luto de su propia desdicha.

El cuervo bajo la mirada y echo un brinquito hasta el suelo. El espantapájaros lo miro y se pregunto, que le pudiese pasar a ese pobre animal, que tormentos lo acongojan para ya no temer.

- ¿Qué le pasa triste ave? me quitas mi vocación al no temerme, ¿que demonios pasa tras esa penosa mirada?
- la soledad es el espantapájaros mas atroz querido hombre inerte, es un triste desgarrar que tira alaridos sordos espantando mis sueños y ahuyentándolos de los frutos que se pudren y secan en el pastizal de mi alma.
- pero de que te has de quejar, ¡mírame a mi!, mi trabajo es la soledad misma, la triste estadía en la lucha interminable de ser odiado por todo aquel que cruce mi mirar, y aun así, no sufro.
- pero ese es vuestro destino, el mío no.
- ¿y quien le ha dicho que no es el suyo?
- el dolor elido que atraviesa el corazón...

el espantapájaros miro un segundo al ave y al ver una lagrima que caía tan lento y frió como un copo de nieve le enterneció en su corazón de paja y madera.

- le contare un secreto ave en luto, ven un segundo.
- que queréis de mi, ya dejadme morir en paz.
- oh espera mi noticia ave arrogante, ¿que? ¿Crees que eres el único que sufre en estas tierras?
- si no he de ser el único, si el mas desdichado.
- pues cuenta la leyenda que un cuervo como tu alguna ves paso por aquí, en el tiempo que mi abuelo espantaba las aves de los campos de maíz, dicen que ese joven cuervo estaba tan arto de vivir que dio su alma a un triste lago que se secaba poco a poco, le dio su alma para que el lago viviera, y que sus perímetros enverdecieran -el cuervo voltio la mirada y observo un instante al espantapájaros, se detuvo y voltio al horizonte escuchando atentamente la historia- se dice que ese lago en correspondencia albergaba a mil cisnes, pero hace poco el malvado monstruo del grito llego y grito una y mil veces y al golpe de cada grito caía un cisne muerto, plagando de sangre el viejo lago.
- ¿y con esa historia intentáis hacedme recapacitar?
-escucha y no interrumpas insolente, que esta historia esta prohibida y no se debe contar ni al mismo cielo.
- esta bien hombre de heno, os escucho atento y en silencio.
- dice la historia que cuando el monstruo del grito se fue, llevaba en una carreta a cientos de cisnes muertos, y que no dejo a ninguno al partir, pero también cuenta que un triste huevo quedo ahí solo, y que el lago rojo de dolor y odio comenzó a morir, y el huevo solitario parecía tener el mismo destino, hasta que el alma del cuervo que vivía en el lago creo un pequeño nido de flores y ramas alrededor del huevo y lo encubo hasta que de el nació un cisne, pero ese cisne de blanco a negro torno, pues de tanto nadar, se dice,  en el lago enrojecido su color a negro torno, en honor a los caídos. Cuenta la historia que ese cisne sigue ahí, sufriendo el luto de los perdidos y esperando el día en que el destino quiera llevarlo al lado de esos tan queridos.
El cuervo levanto la mirada hasta los ojos negros del espantapájaros y le pregunto con una vos a punto de llanto.
-¿Dónde se encuentra tal lago querido cuentista?
- Dicen que solo el sentido que poseen los cuervos puede hallarlo, que solo ellos perciben ese espectral cosquilleo que regala la muerte y la penumbra para ser ubicada, pero ese cuervo debe ser único, un cuervo que no tema a dar la vida por aquello en lo que cree –observo al cuervo con cierto aire de complicidad y sonrió-  Solo debes seguir tu instinto hacia el norte joven cuervo, estoy seguro que ahí encontraras la respuesta a tu destino que creías perdido.
- gracias extraño personaje que me regaláis este nuevo misterio, gracias os deseo en futuro.
- descuida cuervo idiota, ¡ve y encuentra eso que creías perdido!

El cuervo sintió su corazón latir con fuerza y ansia después de mucho tiempo de sentirlo inactivo, y sus alas recobrar el aliento impetuosamente, hazlo el vuelo tan alto y velos que en unos instantes ya estaba lejos de la vista del espantapájaros. En un momento el cuervo se encontraba volando sobre un inmenso bosque que poco a poco se tornaba más gris y funesto. Ha de ser por aquí -se decía el cuervo mientras daba aleteos fuertes- ciento cada vez más ese aroma que proporciona la mismísima muerte, seguro es por aquí. Volaba y volaba recorriendo campos enteros de pinos calcinados y flores marchitas. Y de pronto pudo ver entre un gris campo y unos arboles secos que parecían reverenciar el féretro de un ser querido que se encontraba dentro de un lago rojo escarlata. Bajó en picada y en un santiamén se encontraba parado a un lado del lago, y podía percibir por primera vez pena por aquellos que ante su mirar alguna ves murieron, y por primera vez lloro la caída de algún ser vivo, por primera ves sintió pena por los muertos.

-¿quien merodea en este lugar? - dijo una voz femenina desde un rincón obscuro - largo de aquí, este lugar es un santuario, nadie debe osar con entrar sin mi consentimiento.
-me disculpo oh pobre dama, solo quería beber un poco de agua, mi sed saciar y seguir mi camino -decía mientras intentaba escudriñar entre las sombras- pero me he dado cuenta que no es posible tal cosa, ¿no sabe usted donde hay agua para bebed de ella y seguir mi camino?
- ¡no! lárguese de aquí o yo mismo lo he de matar.
- lamento decidle que si no sacio mi sed, he de morir, por favor ayúdeme.
- pues ojala y sea así, ¡ese destino merece por haber venido hasta este lugar!
- pero soy solo un moribundo cuervo mi querida dama, un simple cuervo que escapa de la muerte y sus garras.
- ¿un cuervo ha dicho? -se asomaron lentamente entre las sombras un par de ojos verdes entre las sombras y miraban fijamente al ave invasora- es cierto es un cuervo.

Salto de un golpe un cisne hermoso de un color negro brillante y corrió hacia el cuervo dando gritos felices.

-¡no lo puedo creer! ¡Un cuervo en este sitio!
-¿que le sorprende tanto mi querida dama?
- es que, usted no comprende, en este sitio a través de los años solo llegan aves moribundas y al tocar el suelo o alguna rama encuentran su final, pero entre todas esas aves y entre tanta muerte jamás había venido algún cuervo.
- ¿y que es lo magnifico?
- que los cuervos buscan la muerte como bien has de saber pequeña ave, la huelen, la sienten, la muerte es su querida amante que les sacia el apetito y les da su pan de cada día. a demás -dijo mientras volvía la mirada a un pequeño grupo de flores aun vivas y unas plantas que formaban un nido- una vez me contaron que un cuervo vendría y le daría vida de nuevo a este gris limbo.
-¿y usted piensa que soy yo quien a vos le han contado? -miro con cara escepticismo- lo dudo, yo solo soy un ave solitaria que busca de beber.
- no es así, lo miro en tus ojos, aunque negros y profundos, tus ojos me dicen que tu no vienes por saciad tu sed de beber, vienes a saciar otra sed -mirándolo fijamente a los ojos se acerco a el y el cuervo dio un brinquillo para atrás- ¿vienes a conocerme verdad?

El cuervo sintió escalofríos recorrer sus huesos y la miro intrigado y con cierto miedo.

-¿como puedes saber eso? ¡De seguro esto es una jugarreta de ese malnacido espantapájaros!
-¿espantapájaros? ¿Que es eso?
- no actúes como ignorante, sabéis bien a que me refiero.
- no tengo idea os juro noble... - de pronto un estruendo gigante se escucho proveniente de lo profundo del bosque- ¡oh no! ¡El monstruo de los gritos! corre escóndete, si te ve has de morir.

El cuervo asustado subió lo alto de un árbol seco y observaba como el cisne se escondía tembloroso por un temor que supera a cualquier cosa.
Miraba el sitio de donde provenía el gigantesco ruido que el bien conocía de ante mano, era el estruendo que ovacionaba un tubo maligno que causaba muerte, uno que utilizaba un animal horrible que parecía un mono poseedor de pieles extrañas. Y tal como la imagen del recuerdo de su juventud vio cruzar entre la maleza seca y espinosa a ese mono horrible con el tuvo en sus garras y buscando algo, algo que no lograba siquiera imaginar el cuervo.

Vio como se acerco al lago y mirándolo con horror se tapo el hocico, bajo el tubo de muerte y miro el agua atentamente. De pronto se escucho el crujido de una rama por donde se escondía el cisne, el mono voltio sus ojos encendidos como brazas hacia ese lugar y tomo el tubo maligno, el cuervo miro la escena y tembló ante la idea de que el monstruo pudiese encontrar al pobre cisne, por primera vez temió por la muerte de otro ser vivo.
El monstruo se acerco a pasos sigilosos al escondite del cisne y se puso enrosco levantando el tuvo a la altura de sus ojos enrojecidos de ira y apunto directo a donde se asomaba un puñado de plumas del cisne. ¡No! grito el cuervo voló directo al monstruo y el voltio a mirarlo a través de su tubo infernal, el cuervo voló tan velos que el monstruo no tuvo tiempo e reaccionar y el cuerpo ataco sus ojos mientas el tubo exhalaba un grito tan fuerte que pacería sentir el dolor del mono atacado.
Lanzaba alaridos como chillidos de rata el monstruo mientras el cuervo graznaba y atacaba el rostro del monstruo. El monstruo corrió hasta desaparecer dejando ahí su tubo de gritos mortificada y huyo tan lejos como pudo, tropezando con todo a su paso pues ya no tenia un ojo para poder mirar por entero el camino.

El cisne salió de su escondite y miro al cuervo mientras tragaba la recompensa arrancada del monstruo.
- ¡lo has ahuyentado, eres mi héroe! ¡Oh noble cuervo, lo has logrado!
- no creo que esa bestia vuelva a molestarte mi querida dama, aunque son monstruos rencorosos, pero ya no volverá a mirar ni siquiera los colores de un ocaso, desde hoy, hasta el día de su muerte.
- como te puedo agradecer, ese monstruo había matado toda la vida de este lago, seguido venia y no dejaba vivo nada a su paso.
-no me lo agradezcas mi querida dama, yo solo estaba de paso.

De pronto una voz proveniente de una roca en la orilla del lago resonó en todo el sitio.
Un cuervo que cuida la vida deja de ser infeliz - decía la voz que se escuchaba distante y borrosa- un cuervo que siente amor, merece vivir. De pronto una luz de un color purpura profunda se alzo desde dentro del lago y con un extraño estallido el frió comenzó a desaparecer, y las plantes enverdecían lentamente, y el lago tornaba azul otra vez, todo volvía a la vida. El cuervo y el cisne se miraban con inmensa felicidad mientras veían todo a su alrededor renacer en abundante belleza. De pronto el cuervo sintió un calor que lo rodeaba desde el pico hasta la punta de sus garras, y el cisne igual, ambos se rodeaban de luces extrañas y poco a poco ambos perdían el color negro de sus plumas, y se volvían blancos, blancos como la misma nieve.


Cuenta la leyenda que un cuervo de color blanco vive con un cisne, que juegan y ríen, que viven y gozan en un extraño y mágico lago, un lago donde nada muere al beber de sus aguas, dicen que el que bebe una sola de las gotas de ese lago vivo y mágico jamás envejece, y que su alma se vuelve blanca y pura, como la mas blanca nieve.


Fin...