Ladrona de
los suspiros de mi alma,
Las flores
se sonrojan cuando pasas,
Y mi pecho
retumba, te alaba;
Experimento
todo, todo menos calma,
Las bellezas
del mundo parecen escasas.
¿Y tú?
impávida, abismada.
Intriga mía,
pasión amada.
¿En qué se
pierde tu mirada?
¿Qué será lo
que secuestra sus pupilas?
¿Acaso es un
sueño fantástico,
Un cuento
bohemio, romántico,
Un ave
sagrada, un cántico?
¿O
simplemente rehúye a mis miradas?
Quisiera
poder ver aquel mundo distante,
En ese donde
danza cuando camina solitaria,
¿Habrán
faunos profetas y hadas temerarias?
¿O
licántropos malignos y caos reptante?
¿Qué esconde
el lienzo blanco de su ser?
Tal vez un
mundo de colores vistosos,
Lunas de
diamantes y paisajes bastos.
¿No sería
hermoso siquiera poderlo ver?
Me pregunto
qué palabras esconden sus labios,
Cuanta magia
hay detrás de sus luminosos ojos;
¿Sería mucho
pedirle sonrisas como obsequios?
Un gesto ya
sería el mayor de los elogios.
Dama
distante del hastío cotidiano,
Reina de los
poemas de mi mano,
¿Debo
temerle a tu mundo lejano?
¿Acaso es
tan excelso, tan sano?
Aunque,
pensándolo bien, pido demasiado;
Simplemente
su presencia que me agita,
La guerrilla
de mariposas en mi vientre,
Perfume
placido de su cuerpo que levita,
¡Su caminar
cautivador, su porte encantado!
Esa dama me
inspirará mientras exista,
Loco suena,
loco es, pero, ¿aún le temeré?
Quisiera
saber que hay detrás,
Sólo por
placer, por necesidad,
Por deseo,
por alivio quizás;
¿Alivio?
¿Será acaso enfermedad?
Si lo es, no
me vayan a curar,
Así soy
feliz, sin miedo a exagerar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario