«El auténtico escritor no se dedica a modular cosas bonitas para los lectores, sino únicamente debe aclararse a sí mismo e interpretar mediante la magia de la palabra su propio ser y sus vivencias, resulte bonito o feo, bueno o malo».


Hermann Hesse

sábado, 23 de noviembre de 2013

La crisálida del verso.



La crisálida del verso,
Esa seda blanca,
Casi perfecta,
Con la que me pierdo.

Ese estuche viejo,
Que era mi alma,
Hoy un desperfecto,
Cual mano sin palma. 
Acaricie mi soneto,
Oh soledad en calma,
Rompa el cerrojo,
Nade en mi cama.

Las frías olas de sábanas
Con peces de nada,
Con vientos húmedos
Y salivas saladas.
Sirenas de largas piernas
Y curanderos sexos,
Canto de gemido
Aliento a vodka
Con cigarrillos.
¡Hundan mi barca!
Con penas
Y olvido.

La mariposa del verso se ha ido,
Aleteando temerosa,
Huyéndole al frío
Que le produce el haber crecido.
¡Oh la noche tormentosa!
Inundando el río.
Mariposa del caos vencido,
Vuela silenciosa,
Duerme en el lirio. 

Me quedo a ver la rama seca,
Esa donde había un niño;
Ahora hay botellas de ginebra,
Lágrimas y un preservativo. 

¿A esto me he reducido?
Poeta de los mendigos,
Ebrio, necio, convencido,
Andando a tumbos,
Doliente amante sin nido.

Vino mediocre,
Sabe a noche
A  tu nombre
Sin reproche;

Disecadas sin culpa,
Unas alas color rojo;
Un viejo con lupa,
Observa aquél despojo;
Un anciano cansado,
Con sonrisa de espanto,
Sin luz en los ojos.
Se escucha de fondo,
Un tango roto
De mujeres gimiendo;
Se escucha a lo lejos
Un lobo de estepa,
Aullando de miedo;
Pero el pobre lobezno,
Ya desahuciado,
Se mira al espejo
Y frena su canto.

El tiempo ha pasado,
Y el verso disecado
Se postra en la puerta,
Firme y ahuyentando,
Al ángel descuidado;
Por si llama de nuevo,
Por si recuerda 
Cuánto la amo.

domingo, 6 de octubre de 2013

La tarde hoy cae matando



La tarde hoy cae matando,
Como lo hace el pasado,
Cae ardiendo,
Con nubes de fuego
Y sonriendo;
Dorado cieno y fango.
Enardecido placebo,
El lacre de los recuerdos.
Caigo silenciado,
Nostálgico sembrado,
El aliento contengo,
“Suspiro, tratando,
Llenando un vacío,
Dolores semidormidos”

Y las nubes que ardían,
Ahora grises líneas,
Horizontes purpúreos
Que candores perdían.
Alcoholes y silabas,
Métricas amoratadas;
Los parpados sufrían
Suspiros y memorias,
Tu culpa, invadías.

Y el cuervo hambriento,
Plumaje pétreo,
Quejido sin sentimiento,
Sin vuelo, necio.
Esa ave es mi alma,
La que tú guardas,
Que cuidas en gaveta,
Al que no lees,
No extrañas,
Con calma, no amas.
No crece, ya no canta;
Pero esa ave cae,
Su vuelo se muere,
Tú y tú, malignas
Causas.
Terribles lágrimas.

La noche llega al entierro,
Acompañada de luceros,
Blancos, azules, eternos,
Recordatorios
De lo solo que me siento;
Los ilusorios
Fragmentos de escombros.

Y todo cae en el sentimiento,
Todos guardan silencio;
Susurros fríos del viento,
Indiscretos,
Me regresan los recuerdos.
Y todos caen en desquicio,
Calladitos;
Te recuerdo, estremecido,
Desahuciado,
Te nombro, sufriendo,
Rompiendo novenarios,
Gritando tu caída y sollozando.
Y nada arde hasta el solsticio,
Te idealizo, te beso temblando,
Y me despido,
Para seguir cayendo,
Hasta el fin de los tiempos,
Hasta encontrar el fondo,
Solitario,
Como siempre,
Sin ganas,
Sin un final añorado,
Camino amado,
Maldecido,
Ya no puedo,
Me despido.
Prendo un cigarrillo,
Y con el humo ennegrecido,
Me hago un féretro,
Con aroma a suspiro.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Y heme aquí...



Y heme aquí, como siempre, lúgubres estrellas lejanas, brillantes, escrutando, criticando, observando, centelleando. Ustedes mil ojos, clavados en el cielo, en la nada, ustedes que me privan de mirada, que me llaman a su antojo, ustedes crueles compañeras de mis demonios; ustedes cantan tiritando, con su luz tardía, su amor de plomo; pero, aun así, heme aquí, con la cabeza anclada al firmamento, la mirada vacilante entre la negrura, aquí donde las palabras tienen bruma, y yo solsticio de cordura. Ustedes, ahí, suspendidas sobre nosotros, como mil cuchillas esperando caer, caer rebanando el negro infinito, llagas platinadas, azuladas, rasgan; ¡oh cuchilladas en la pesadez del hombre!, pasan prometiendo quimeras, pasan creyéndose dioses, dando deseos a por mayores, dando sosiego a los temedores. ¿Acaso no son el instrumento de la esperanza? Pasan degollando las flaquezas, dando deseos, calmando penas, dándole vida a los sueños.


Y heme aquí, como siempre, ¡oh viento de seda! mírame aquí, suave, solitario, intranquilo, cabizbajo, recitando penares a tu paso, impregnándote de humo, de dolores, de sonetos con sabor a ilusiones. Y pasas rápido, rosando mis labios, labrándolos, robándoles el aire, los besos, el poema y los intentos. Susurro mil palabras para ti, o viajero incansable, recorres el mundo, rozando cabellos, amantes, solitarios, arboles, todo, nada, y más aún. A ti, cruel ladrón de perfumes, ¿Qué te da la vida si no girones? Tú, simple mensajero de las pasiones nunca descifradas, el que rosa los cuerpos, el que murmura al oído de quien es poco precavido, tú indiscreto sacerdote, recoge mis versos, llévatelos contigo, ¡vuela viento viajero! Vuela llevándote estas palabras, cántalas, transfórmalas, púlelas, santifícalas o deshónralas, has lo que quieras, pero llévalas a esos oídos marchitos, al tímpano acongojado, al escucha sediento de pasión; llévalas contigo, quítamelas todas. Heme aquí viejo de barbas impalpables, cabellera de olores, roses, silbante; heme aquí susurrándote mis pensamientos cual follaje, heme aquí hablándote como loco de remate, solo, sin un oído amigo, un escucha amante, un recinto para mi sonido. ¡Oh viajero, vuela lejos! Recorre el mundo plagado de bohemios, mujeres heridas, hombres y escarmiento, ve con ellos, abrázalos, bésalos, hazles el amor con mis susurros que te ofrezco, después de todo, mi alma los transpira con el humo que te llevas; con el humo que me inhalas, llévatelos, son solo sentimientos, carmesí recuerdo de un “eterno”. Heme aquí, oh amigo viajero, heme aquí con mis pies cansados y mis labios lastimados, con el pecho de aceite quemado, con el humo que entra laxando la vida de mis huesos, heme aquí, rogando que te lleves ese tabaco con aroma a mi alma adolorida, con escénica de poesía, después de todo, son sólo versos, y de ellos, tengo cientos.

Escruta mi alma luz de luna


Escruta mi alma luz de luna,
Llena los espacios negros,
Flanquea mis demonios;
Hechízame ¡oh blanca laguna!


Y cuando acabes de limpiarme con tu elixir,
Permíteme que te cante una canción de cuna,
Aquel soneto esbelto formado por mi negrura.
¡Vamos astro de antaño! La noche ha de vivir.

Templo de los poetas,
Sonrisa menguante,
Guía en las penumbras,
Báilame un instante.

Pues quiero hacer de ti un poema,
Uno que se narre con la sombra,
Uno que lea a solas, cuando tema.
Pues tu blancura es mi siembra.

Desgarra la piel que te encierra,
Enciende las quimeras,
Y vuela cuando quieras,
Cual fénix alejándose de tierra.

Pues hoy quiero hacer de ti un poema,
Con el beso al viento, el que nunca llega;
Línea y verso con aquel silencio que sega.
Y al leerte Luna, quien sea, ame y tema.

Y no quiero tu cuerpo,
Pues es simple lienzo;
Y no quiero tu mano.
Tal vez, ya que lo pienso,
Sólo quiero tu tiempo.

Pues con tu cuerpo no hago poesía,
Sino con lo poco que rosa mis pupilas;
Y con mis manos jamás te escribiría,
Sin tu luz, el rayo que a tu paso afilas.

Pues voy a hacer de ti un poema,
No un cuento de locura maldita;
Luego moriré lejano, en fría cama,
Habiéndote plasmado, ¡oh infinita!

Aunque no pueda perder por ti la cabeza,
Ya habré perdido una y mil letras,
Noches en vela, hadas y sirenas;
¿Le debería temer a la soledad inmensa?
Vivo solo escribiendo poesías,
Sin trasfondo, ¡Ah todas vacías!
¡Todas pálidas, todas sin fuerzas!
Regálame brujerías ¡oh Luna mía!
Delirium tras las ligeras charlas.
Lo que sea, siempre y cuando luz esparzas.

Pues quiero hacer de ti un poema,
Para leérselo a tu gemelo astro,
Para cuando crea que la vida me ama.
Sólo eso, lo demás, no lo quiero,
Deseo plasmarte, contento y en calma.
Sólo eso, lento, así como muero.

Incógnita belleza inmaculada




Incógnita belleza inmaculada,
Ladrona de los suspiros de mi alma,
Las flores se sonrojan cuando pasas,
Y mi pecho retumba, te alaba;
Experimento todo, todo menos calma,
Las bellezas del mundo parecen escasas.
¿Y tú? impávida, abismada.
Intriga mía, pasión amada.
¿En qué se pierde tu mirada?

¿Qué será lo que secuestra sus pupilas?
¿Acaso es un sueño fantástico,
Un cuento bohemio, romántico,
Un ave sagrada, un cántico?
¿O simplemente rehúye a mis miradas?

Quisiera poder ver aquel mundo distante,
En ese donde danza cuando camina solitaria,
¿Habrán faunos profetas y hadas temerarias?
¿O licántropos malignos y caos reptante?

¿Qué esconde el lienzo blanco de su ser?
Tal vez un mundo de colores vistosos,
Lunas de diamantes y paisajes bastos.
¿No sería hermoso siquiera poderlo ver?

Me pregunto qué palabras esconden sus labios,
Cuanta magia hay detrás de sus luminosos ojos;
¿Sería mucho pedirle sonrisas como obsequios?
Un gesto ya sería el mayor de los elogios.

Dama distante del hastío cotidiano,
Reina de los poemas de mi mano,
¿Debo temerle a tu mundo lejano?
¿Acaso es tan excelso, tan sano?

Aunque, pensándolo bien, pido demasiado;
Simplemente su presencia que me agita,
La guerrilla de mariposas en mi vientre,
Perfume placido de su cuerpo que levita,
¡Su caminar cautivador, su porte encantado!
Esa dama me inspirará mientras exista,
Loco suena, loco es, pero, ¿aún le temeré?

Quisiera saber que hay detrás,
Sólo por placer, por necesidad,
Por deseo, por alivio quizás;

¿Alivio? ¿Será acaso enfermedad?
Si lo es, no me vayan a curar,
Así soy feliz, sin miedo a exagerar.

Me das miedo mujer sombría,




Me das miedo mujer sombría,
Pues tiemblo, delirio a tu paso,
¡Tu caminar! Altivo, despacio,
Como un sueño de noche fría.

Lúgubre dulzura,
Belleza distante,
Rosa negra,
Inquietante,
Deliciosa locura,
Imperante;
Suspiro y espesura.

¿Locura dije? ¿No lo es mi temor?
Miedo al acercarme,
Hablarte, atreverme,
Mi pecho arde, ¡Oh cuanto fervor!

Me das miedo mujer sombría,
Como a Poe su eterna amada,
O Neruda y su alma humana,
Así me aterras, feliz, con alegría.

¡Y mientras más temo más siento!
Más agitas los sentimientos,
Como mil poemas y sonetos,
Pero palidezco ante el sólo intento.

Un mar cauteloso de emociones desconocidas,
Quimeras quizás, bobadas sin más.
Locuras quizás, temores sin más.
Mi barca titubea en zarpar, ¿el ancla elevarás?

Paso de diosa, de encanto,
Ángel perdido en un infierno humano;
¿Es mucho soñar el rose de tu mano?
Si lo es, no pierde el encanto.

Me das miedo mujer sombría,
Eres el Réquiem de las horas nocturnas,
Suspiros lascivos de las pasiones diurnas,
Miedo de vida, miedo de cría.

¿Dónde se esconde la caricia soñada?

¿Dónde se esconde la caricia soñada?
Un alma encendida,
La dama añorada,
De pasiones prohibidas, encantadas.

La he buscado en las enramadas,
Donde las aves duermen,
Pues libres se presumen,
Y libertades serán sus alboradas.

Tal vez se refugia solitaria,
Como yo le huyo al silencio pérfido;
En su escondite secreto, preferido,
Con claveles, con oníria.

¿Dónde se esconde el beso anhelado?
En algún labio inmaculado,
Sorbiendo un sueño pálido.
¿Por qué no toma el mío, tan colorido?

Esa dama perturbada,
Que mi locura encuentre sensata
¿Será tan despistada?;
La que admire mi sombría sonata,
Y sucumba enamorada,
¿Logrará hallar mi alma intacta?
Tal vez esté lastimada.

Eso es, sus alas pierden fuerza,
Su fe no encuentra mis letras,
Mira al cielo sin esperanza,
Ya no confía en los profetas;
Siente ganar la flaqueza,
Al igual que yo, sin ganas.

¿Dónde se esconde la caricia soñada?
Tal vez en los mares que aún no exploro,
En los miedos, en los cuento de hadas;
Que respire en silencio, ¡Oh eso imploro!

No puedo morir sin compartirle mi lecho,
Sin acariciar por siempre su cabello,
Sin besar su alma, sin beberme su pecho,
Sin comerle lento, beberle el cuello.

¿Dónde se esconde la musa de un loco?
Tal vez en aquel infierno del tiempo,
Tal vez en el manicomio del cigarrillo;
¡Ven pronto sanadora de mi cuerpo!
¿No ves que muero lento? Poco a poco;
Ven con migo, tú eres el ultimo platillo,

La condena se acerca, el fin atisbo.

lunes, 1 de julio de 2013

Cuantas cosas se pueden decir ésta noche.



Cuantas cosas se pueden decir ésta noche.
Cosas como “quiero”,
Cosas como “sueño”,
Es un vocabulario de consuelo y reproche.

¡Quiero! Quiero escrutar la curva de la luna,
Quiero las notas de las aves en mi tímpano,

Quiero vivir todo a conciencia y no en vano,
Quiero que las olas nocturnas sean mi cuna.

¡Oh cuanto quiero! A la tierra y al firmamento,
Quiero ser las noches de copas,
Quiero ser la sombra de faldas,
Quiero ser la voz de todos, de cada instrumento.

¡Y mientras más quiero más sueño!
Locura de decisiones en duelo,
Moldura de palabras al vuelo,
¡Soy debate entre un viejo y un niño!

¡Sueño! Oh compañero, sueño en exceso,
De esos placeres que carcomen la paciencia,
Que te privan del descanso y la conciencia,
¡Soy un soñador bohemio en mundos de preso!

Sueño que me elevo entre los hombres,
Sueño que soy un simple y firme roble,
Sueño que soy de tronco largo y noble,
¡Sueño crecer, crecer hasta las nubes!

Sueño que soy poema de pieles y roses,
Sueño que los amantes me recitan en sus amores,
Sueño que soy las cóleras y también sus dolores,
Sueño que soy una y todas las pasiones.

¡Sueño que soy un orgasmo!
Sueño ser pañuelo que viste al solitario,
Sueño ser un cielo y el mismo purgatorio,
¡Sueño ser lo que odio y amo!

¡Y mientras más sueño más quiero!
Y las noches y días pasan corriendo,
Y lucho con mi pecho rojo y cansado,
Y beso al deseo con aliento quiméro.

Pero no importa ni la senda ni su miedo,
Ni importa ni el demonio ni el cielo,
Ni importa si me atan con gran celo,

Yo sólo quiero, yo sólo sueño que puedo.

domingo, 23 de junio de 2013

Hace tiempo me enamoré...





Hace tiempo me enamoré,
Como todo un loco,
Lento, poco a poco;
Algunos decían que me obsesioné.

¿Qué será de aquella mujer?
 ¿Será feliz con él?
 ¿Se acordará de mi a placer?
Ya no sé qué creer.

Hace tanto de nuestros besos,
Una eternidad,
una calamidad.
¿se habrá olvidado de los cuentos?

Sólo una cosa deseo,
Saber si es feliz en pleno,
Aunque sea de reojo,
Aunque lo vea de lejos.

Tantas noches nos amamos,
Tantos dulces recuerdos,
Y hoy estamos tan lejos.
Sólo somos dos extraños.

Hemos cambiado tanto,
Ella crece, yo me estanco.
¿Alguna vez recordará mi raro canto,
O como nos tomábamos de la mano?

Hace tiempo me enamoré,
De una dama con problemas,
Y con sonrisa de mil estrellas.
¿Sabrá cuanto la amé?

No me recuerda,
Ésto yo lo sé,
Pero tengo fe,
En verla contenta.

Pues sólo dios sabe cuánto la amé,
Cuánto la quise, cuánto le lloré,
Cuantos poemas bellos le dediqué.
¿Los habrá leído alguna vez?

Hace tiempo me enamoré,
Pero ahora es un recuerdo
De amores de frío invierno.
Y ahora lo entiendo
A esa mujer de ensueño,
Por siempre, por siempre la querré.

No cómo antes, obvio es,
Pero la quiero como se quiere lo perdido,
Con un simple afán de haberla vivido.
Contenta y distante.
Envuelta en paz, la que siempre le deseado.

domingo, 2 de junio de 2013

¿Qué es lo que ella sueña?



¿Qué es lo que ella sueña?
Noches de escarlata y caricias tiernas,
Un sinfín de sogas que la aprietan,
La retienen entre sus pupilas y estrellas.

Aquí estoy para contarte los planetas,
Por favor, locura de rojo y maleza,
Date cuenta, mi labio se cuela en poemas.

El amanecer nos lleva a cuestas,
El tiempo se atormenta,
Y caemos en cuenta,
De que la noche y el beso son pareja.

¿Qué será lo que sueña ella?
No creo que estar a mi lado;
Eso es un deseo congelado,
Una simple y cruda pesadilla.

Pero, piénsalo mi rojo galáctico,
Con tus alas arañadas por los años,
Sé que no lo creerás, pero aun te amo.
Y el culto de tu alegría aun practico.

Y estoy aún bebiendo de tu cáliz.
Créalo mi arcángel de marfil,
Sigo en esta senda hasta el fin,
Para protegerte; para  que seas feliz.

¿Qué será lo que en las noches le atormenta?
¿Sera una soledad que la seduce a tientas?
¿Un placer de tener que luchar en contiendas?
Lucha amor mío, lucha hermosa y contenta.

Si tú sueñas que se acaba el mundo,
Que vuelas lejos a donde no hay barullo,
Yo sueño que soy tus alas y a volar te ayudo.
Sueño que soy lo distante y profundo.

Y cuando ella sueña en el amor,
Yo seré sólo su simple narrador,
Un vigía, un fiel perro protector.
Descuida; ya no debes tener temor.

¿Qué será lo que ella sueña?
¿Soñara que la miro como a la primavera?
¿Qué la deseo como el sol a la noche que se aleja?
¿Estará enterrada entre la sencillez que acompleja?
¿Sabrá que aquí estoy para siempre quererla?
¿O solo viaja dormida y risueña?

Si solo pudiera saber lo que sueña,
Comprendería si ella también malgasta las noches,
Pensando en un mundo lleno de nuestros amores.
Así sueño yo, dudo que también ella.

¿Qué será lo que siente mientras duerme?
¿Sera que me quiere con inocencia,
O ignora mi amor a conciencia?
¿Sera que alguna vez piensa en quererme?

¿Qué será lo que sueña?
Tal vez que está despierta,
Cuando le digo te amo,
Y me besa contenta,
Tal vez me comprenda.
O tal vez solo yo lo sueño,
Y no percibe mi latir de orquesta.
Eso es lo que tanto temo.
Esa es mi pesadilla.
Ese sueño crudo de antaño,
Que en las noches me atormenta.
Que mi rojo ángel fallezca,
Sin soñar mí cuidado de ofrenda,
O simplemente,
Que nomás yo anhele,
Lo que a ella el sueño le espanta.

Hoy es un día propio de melancolía


Me encuentro como tantas veces,
Recostado sobre las frías sabanas,
Con el sabor a café de las mañanas,
Y saltando exaltado como los peces.

Siento el frío de estar rodeado de gente,
Y estar escarchado,
Sumamente desolado;
y mi seño se frunce, me dobla la frente.

Y estoy aquí nuevamente,
Como el que sonríe con miedo,
Con los dolores de tono diurno.
Iracundo, así simplemente.

Como un anticuado animal demente,
Que trota sobre su propio eje,
Con el destino de ser un hereje,
Bostezo, tal vez pronto por fin despierte.

Alado y con remordimientos,
Encadenado al suelo,
Sin poder alzar el vuelo.
¿Qué me queda sino los sueños?

Entre dormido y marchito,
Marcho con los desvalidos,
Por mi elección sin motivos.
¿Será que estoy maldito?

Y se torna un ártico mi pecho,
Con flores negras que crecen sin sol,
Y con mariposas que emanan alcohol;
No hay calor en este frío lecho.

Sufro, aunque no me quejo.
Sólo me excuso,
Por mí mermado desempeño;
Pero no lamento.

La noche se esconde de nuevo,
Tras un amanecer nublado cual calvario,
Asedian los hambrientos cuervos,
Gritando, surcando esta alma de cementerio.

Soy un triste cantor de los sentimientos,
Pero no siempre es este mi canto,
A veces soy feliz como lo son los niños;
Pero, a veces, no lo soy tanto.

Hoy es un día propio de melancolía,
Se siente en el viento,
En mi cama, en mi alcoba sola y fría.
¿Cuál es mi sufrimiento?

Ninguno, no hay dolor amada mía,
Es solo que la mañana se ve muy vacía.
Como si no hubieras despertado todavía.
Y yo somnoliento, me hundo en la ironía.

Oh amada lejana,
No quisiera que me vieras así
Sin sol que emana.
No me parezco en nada a ti.

La mañana está muy raída,
No tiene el color de tus pupilas,
Así no me gusta para nada.
Así, ¿Cómo sonreírle a las mañanas?

¿Aun no has despertado? No todavía,
Como mi esperanza que duerme complacida.
Poco a poco las dos se me extravían.
Y yo solo despierto, con el alma desganada.

Con esos sentimientos,
Que se quedaron perdidos,
En alguno de esos sueños,
Que sólo vivimos dormidos.


lunes, 20 de mayo de 2013

Sencillo...




Es tan sencillo lo que me hace feliz,
Una noche solitaria y fría,
Una lectura, dulce poesía,
El aroma de las rosas carmesí.

Cuando no encuentro sosiego,
Descubro que es sencillo el ser dichoso,
Con un simple cigarrillo, un café negro,
Una pasión de nombre nostálgico.

Es tan sencillo hacerme sonreír,
Basta con despertar entre olas,
Escuchando aves y algunas prosas,
Al olvidarme del porvenir.

Tú, tú mi amor.
Nadie lo sabe mejor que tu beso,
Pues es el que me despierta contento,
El que me roba suspiros, rapta mi aliento.
Soñar, tenerte de frente, temblando.
Contarte lo que siento,
Que perdamos el tiempo,
Sentarnos hombro con hombro,
Pensando en vacío, en el universo.
Tratarnos cómo viejos,
Sentirnos niños de nuevo,
Tomar una copa de vino,
O simplemente creernos eternos,
Asustarnos de cuanto nos parecemos.
Todo esto es sencillo,
Como lo feliz que me siento contigo.

Tartamudear cuando nos encontramos,
Olvidarnos de las personas,
Sentir que nuestros pechos son ajenos,
Que yo callo, tú ya palpitas.

Tan sencillo es disfrutarte,
Como mirarte mientras caminas,
O cuando sonríes y te crees ninfa,
Entre las pupilas hay un puente;
Sencillo, así son las caricias,
Sólo un rose cuando lloras,
Un dedo mío tranquilo sobre tu índice
Arrulla tu llanto a escondidas;
Una tarde cuando el sol se termina,
Entre los cielos de nuestro horizonte,
Donde estamos con miradas unidas,
Y algún pensamiento retraído dice:
Qué sencillo es todo, respiras,
Y yo sonrió, mientras lo hagas.

Es muy sencillo vivir en armonía,
Mientras tenga en las mañanas tu silueta,
Ahí, dormida junto a la mía,
Tomando los sueños con la matutina briza.
Tener tu locura,
Para con ella hacer mí moldura,
En pura ternura,
Darte besos en tu blanca cintura.

Así de sencilla es la alegría,
Un suceso entre un hola,
O un beso en el cuello
Al decirnos te quiero,
Una canción de Piazzolla,
Que dos almas bailarían.

O que me cuentes tus penas,
Y yo salvarte de la soledad a cuestas,
Cargarla contigo, invitarle la cena,
Sentarla a la mesa, pagarle la cuenta.
Limpiar la alcoba, arrugar las sabanas.
Hacerte un castillo con rosas,
Cuando llores y te sientas en cólera.

Es tan sencillo darme la vida,
Solo sentarnos frente al mar,
Cantarnos canciones al respirar,
Escuchar las gaviotas volar,
Sentados en el silencio de amar.
O que los días pasen,
Pero no nos consuman,
Que permiso nos pidan
Por un poco de pan,
Y darles la cena también,
Sentarlas, que compartan.

Tan sencillo es amar,
Como sencillo es sentirte,
Hacernos un alma en par,
Cada que me dé por rezar.

Pues es tan sencillo amarte,
Como sencillo es ser feliz,
Como lo es cualquier delfín,
Nadando sin rumbo ni fin.
Tal cual dibujo con lápiz,
Que se traza seguro y fácil,
Así es lo sencillo de en ti.

Como un cuento que se escribe solo,
Por el destino o por un loco,
Donde tú eres el enigma silencioso,
Y yo soy la carcajada que responde todo.

Así de sencillo es ser armonioso,
Como un instante en tu hombro,
Como decirte te quiero y cómo.
Sencillo, tan sencillo como hermoso.